El acto ha estado presidido por una silueta hueca de Karmele Solaguren, representando así el vacío que ha supuesto su muerte en Barañain. A lo largo de casi hora y media ha habido diversas actividades centradas en la dispersión, como representaciones teatrales, un repaso histórico de las últimas décadas, actuaciones musicales, bertsos, monólogos, parodias y proyecciones, que han alcanzado su momento más emotivo con la rememoración del accidente que costó la vida a Solaguren el día 6 de diciembre del año 2004 y causó heridas graves a su compañero, José Luis Guerra.
En el homenaje también han intervenido madres de presos, que han relatado la «angustia y ansiedad» que suponen los largos viajes a las cárceles para poder ver unos minutos a sus hijos. «Esto es un castigo doble para sus familiares, amigos y compañeros», han manifestado. Por su parte, un expreso ha relatado las preocupaciones con que viven desde la celda la espera de las visitas de familiares y amigos.
«Ha habido 16 visitas que no han llegado en viajes que nunca tenían que haber existido», han resumido los miembros de la iniciativa‘‘Karmele Gogoan’’, organizadora del acto, al tiempo que se han proyectado las fotografías de las 16 víctimas mortales de la dispersión. Por último, han anunciado que este es un primer paso para levantar en Barañain un monolito de recuerdo y homenaje a Karmele Solaguren.