Amnistía Internacional ha denunciado mediante un comunicado que Turquía está realizando devoluciones forzosas a gran escala de refugiados a Siria y alerta del riesgo de que los refugiados devueltos por la Unión Europea «corran la misma suerte». Según AI, durante los últimos tres meses Ankara ha expulsado a diario a cerca de un centenar de personas en las provincias fronterizas del sur.
Tras recordar que «todas las devoluciones forzosas a Siria son ilegales», AI afirma que esta práctica «constituye un secreto a voces en la región». El director para Europa y Asia Central, John Dalhuisen, ha censurado el acuerdo entre Turquía y la Unión Europea, afirma que «los líderes de la UE han hecho deliberadamente caso omiso de los hechos más simples: Turquía no es un país seguro para las personas refugiadas sirias». Cree que esta realidad «pone de manifiesto los fatídicos defectos del acuerdo entre la UE y Turquía» y ha añadido que «para aplicar ese acuerdo, hay que tener corazón de piedra y un absoluto desprecio por el Derecho Internacional».
Denuncia Dalhuisen que «lejos de presionar a Turquía para que mejore la protección que brinda a las personas refugiadas sirias, lo que está haciendo la UE en la práctica es incentivar lo contrario». Datos en mano, alerta AI que «existe un riesgo muy real de que algunas de las personas que la UE devuelva a Turquía corran la misma suerte».
Tráfico de personas
Además de las expulsiones, Turquía ha endurecido las condiciones de acceso para los refugiados. AI denuncia que «Turquía ha introducido requisitos de visado para las personas sirias que llegan por vía aérea, ha cerrado su frontera terrestre con Siria para todas las personas menos las que necesitan atención médica de urgencia, y ha disparado contra algunas de las que intentan entrar en el país irregularmente».
Según el director europeo de la ONG, Turquía pretende copiar el modelo europeo, «tras haber presenciado la creación de la Fortaleza Europa, ahora asistimos a la construcción de su copia exacta, la Fortaleza Turquía».