
Una marcha ha recorrido la distancia entre Muxika y Gernika. Delante iban varios refugiados portando una gran lágrima roja. Al llegar a Pasialeku una violinista les ha recibido, tras lo cual han comenzado una concentración.Tras media hora, los refugiados han subido al escenario y han colocado lágrimas más pequeñas sobre un mural del famoso cuadro de Picasso y así han dado inicio a un emotivo acto.
En el mismo todos ellos han mencionado su experiencia como refugiados. Un kurdo ha contado que le pilló el estallido de la guerra estudiando en Gasteiz y que jamás imaginó que terminaría siendo uno más de los refugiados. Una indígena colombiana ha explicado que en su caso es el gobierno quien le expulsa de su tierra. Son solo dos ejemplos de los duros testimonios que han emocionado a los asistentes.
El último en hablar ha sido el activista saharaui Hassan Aaila, que explicó su situación y aseguró que se sintió muy apoyado cuando los ciudadanos vascos le prestaron su apoyo. Por ello, ha emplazado a seguir luchando para traer más refugiadps a Euskal Herria, porque «esta tierra sí que vale».

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