Maria Olga Santisteban Otegui | Zalla

Traficar con el dolor

Se espera siempre (o al menos es lo que debieran) un comportamiento «ejemplar y digno» de nuestros representantes y gobernantes públicos a la hora, de ya sea rendir homenajes o reconocimientos por la memoria, de todos aquellos que perdieron sus vidas (de forma más o menos cruel) por sin razón de actos de terrorismo (en el triste y por fortuna en el recuerdo). Cuando se han cumplido estos días 20 años, del secuestro y posterior asesinato del entonces edil del PP Miguel Angel Blanco, algo sin duda alguna dejó de alguna manera «marcada» a toda una sociedad, por como se desarrollaron aquellos tres interminables días de julio. Pero lo que debería haber sido un bonito homenaje en su memoria, y porque no decirlo en las de tantas otras. A servido una vez más, para demostrar que es muy fácil (traficar con el dolor humano) y que sea motivo de reproches y descalificaciones a la cual mas «gruesa» a la hora de recordarlo, y utilizando su nombre (por algunos que tendrían mucho que callar) sin ningún pudor, y quizá otros «pecando» de ingenuidad, creyendo que iban a «desaprovechar» semejante oportunidad para dar por todos los lados. No parece que hayan aprendido nuestros servidores públicos, con tal de obtener «réditos» políticos (salvo honrosas excepciones) de dolor de la pérdida de los seres queridos de alguien. Quedan en memoria de muchos, los tambien bochornosos comportamientos, de algunos integrantes de la comisión que se creó a raíz de los atentados del 11-M, y la inmensa lección ética y saber estar, que les dio la entonces presidenta de su asociación Pilar Manjón, de cómo debía gestionar y no traficar con el dolor.

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