@zalduariz
barcelona

Un punto de inflexión vital para no dejar morir el proceso

Está por ver si es suficiente para relanzar un proceso soberanista en respiración asistida después del 9N, pero el acuerdo entre CDC y ERC para blindar el carácter plebiscitario del 27S y definir la hoja de ruta resulta fundamental para volver a situar la independencia en el centro del debate.

Sin aviso previo, sin micrófonos ni fotografías. Con un escueto comunicado de dos párrafos enviado por la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Así informaron el lunes CDC y ERC del acuerdo sobre la hoja de ruta independentista. Junto al breve comunicado de la ANC, un documento escaneado: el preacuerdo original con las firmas de los responsables de las entidades y los partidos. Es decir, el compromiso plasmado por escrito.

Es suficiente. Harto de las disputas partidistas, al soberanista de a pie le importa ya muy poco que Mas y Junqueras se saquen una nueva foto, se abracen o se tiren los trastos a la cabeza. Lo que reclaman es una mínima unidad de acción para sacar el proceso del lodazal en el que lo metieron tras el éxito del 9N. Y en este sentido, el preacuerdo firmado el lunes supone un punto de inflexión fundamental en el camino a las elecciones del 27 de setiembre, ya que blinda su carácter plebiscitario y establece los pasos a seguir en caso de victoria independentista.

Consigue, además, volver a situar la independencia en el centro del debate, obligando al resto de actores a moverse en función de dicha hoja de ruta, como se pudo observar en la cascada de reacciones que se sucedieron a lo largo de toda la jornada de ayer. Desde las trampas al solitario de ICV-EUiA, que acusó a convergentes y republicanos de renunciar al derecho a decidir a cambio de la independencia (que cada quien pierda el tiempo que quiera intentando resolver semejante enigma) al renovado nerviosismo del Gobierno español, cuyo presidente, Mariano Rajoy, se vio obligado a desempolvar el discurso del miedo. Desafiando las leyes de la geología, amenazó con expulsar a Catalunya fuera del continente europeo.

Con el acuerdo, el proceso recupera un viento de cara que podría intensificarse en los seis meses que faltan para el 27S. Para eso será necesario hacer los deberes, pero el escenario da pie al resurgir de cierto optimismo. Es probable que las elecciones municipales posibiliten numerosos acuerdos entre partidos soberanistas, sobre todo entre CiU y ERC (también en la capital, Barcelona). A nivel local suele resultar más fácil aquello que en los grandes despachos parece tan complicado, lo cual podría allanar el terreno para la indispensable colaboración entre partidos soberanistas tras el 27S.

Siguiendo la estela de las elecciones andaluzas, las municipales amenazan también con convertirse en un baño de realismo sobre las posibilidades de cambio real en el Estado español. Si Podemos resulta que no puede y con Ciutadans calados desde hace años en Catalunya, la reforma constitucional vuelve a alejarse a años luz, convirtiendo de nuevo la independencia en la única salida posible para cambiar el statu quo. Factor imprescindible para sumar nuevos votos a favor de la secesión.

Pero antes, los deberes. Entre ellos destaca el relevo en la presidencia y buena parte de la dirección de la ANC, en cuyo seno se han reproducido en los últimos meses las disputas partidistas. Las formaciones harían bien en sacar los morros fuera de la Assemblea y centrarse en otro de los deberes, que no es sino facilitar la suma de más partidos al preacuerdo del lunes. No será difícil que la CUP subscriba un texto parecido al presentado. También parece próxima la adhesión de los exsocia- listas de MES-Moviment d’Esquerres, aunque lo tendrán que decidir en una reunión a mediados de abril. Más imprevisible resulta la decisión que los militantes de Unió Democràtica tomarán en la consulta interna programada para el mes de junio, aunque los movimientos de su líder, Josep Antoni Duran i Lleida, en las últimas semanas (impulsa una plataforma al margen de Unió), dan a entender que sus tesis contra la independencia no tienen, ni mucho menos, la victoria asegurada.