Joseba VIVANCO
Athletic

Un clásico fiel a sí mismo

Los leones merecieron más ante un equipo merengue que tiró de pegada, justo lo que le faltó al Athletic.

ATHLETIC 1

R.MADRID 2

 

Si el Real Madrid no existiera, habría que inventarlo. Con el vecino donostiarra el Athletic ha mantenido una cómplice relación de amor-odio, edulcorada con ese eufemismo del ‘pique sano’, pero que en los últimos tiempos presenta síntomas de peligrosa deriva hacia un trasnochado provincianismo. Con el Atlético ha solido tener esa displicencia paternalista del «solo hay un Athletic y es el de Bilbao», que se tornó enemistad cuando el muslo izquierdo del hijo que toda madre deseaba tener, Julen Guerrero, sangró horadado por el taco de un tal Cholo Simeone, que quiso saber si la perla portugaluja era de carne y hueso y lloraba. Con el Barça, todo se circunscribía a una histórica rivalidad futbolística por ser Rey de Copas cuando el Athletic sintió como ofensa que a él, que nace donde quiere, vinieran los galácticos culés a chulear sus bilbainadas y darles palmaditas en la espalda con condescendencia cuando no una ‘lambreta’. Pero el Madrid, ¡ay el Madrid! si no existiera habría que inventarlo. Ser del Athletic apareja ser antimadridista per sé. Su leviatán. Negar la evidencia o decir que se es de uno y otro es lo más parecido al perro del hortelano de Lope de Vega. O eres de Andy o eres de Lucas. O eres de Oliver o eres de Benji.

Si tu Athletic no gana, siempre te quedará el comodín de que pierda el Madrid para que los lunes, en este caso el domingo, no se merezcan un minuto de silencio. Por eso no hay nada peor que tu Athletic pierda y el Madrid gane, y todo al mismo tiempo. Como sucedió ayer, en que el Madrid fue fiel al clásico. Un Athletic generoso en entrega, un Madrid pegador a la mínima que tiene. Sobre la alfombra hubo equilibrio, cada cual con sus propias armas, sacando ventaja de sus argumentos, ellos haciéndolo siempre tan fácil como cada vez que el balón pasa por las botas de ingeniería alemana de Toni Kroos o la pelota llega a los dominios del malabarista Karim Benzema, y nosotros corriendo hasta el jadeo, derrochando solidaridad y sacando escaso bagaje a todo ese corazón que le pone el equipo en cada acción, cada carrera, cada encontronazo, en cada uno de tantos centros laterales que mueren sin llegar a la orilla porque no llevan remite o no encuentan rematador.

Un clásico que no defraudó salvo por el marcador final y eso entre los parroquianos de San Mamés, que respondieron como uno solo al partido del año. No hizo falta esta vez que los jugadores tiraran del público, bastó de inicio con que Ronaldo perdiera su primer balón, Lekue percutiera por su banda una y otra vez aunque sin premio, que un colegiado con apellido de cómico televisivo dejara sin castigo a un Casemiro que repartía entradas para el ‘Cascanueces’ en el Teatro Real como quien regala caramelos. El graderío en su papel, como en los mejores días, el Athletic al abordaje en diez primeros minutos pletóricos, en los que debió haber sacado tajada antes de que el Madrid avisara en un felino paradón de Kepa a Ronaldo y Benzema acabara por adelantar a los blancos asistido por el luso, ayer, ausente y abucheado. Y quien perdona, paga. Primera ley del fútbol.

Ernesto Valverde avisó de que no quería un partido de toma y daca, y tampoco lo fue. Sorprendió valiente el Athletic, respondió en cuanto pudo el Madrid, el dominio se repartía hasta ese gol que dejó mudo a San Mamés. El Athletic perdonaba, el Madrid ejecutaba. Nada nuevo.

Los leones, necesitados de aire, lo encontraron en la tangana que prendió Raúl García, donde cada cual buscó rival al que encarar, se saldó con un par de amarillas, y los leones de nuevo enchufados. No les dio para el empate antes del descanso, pero sí para volver con idénticas ganas del mismo. Un ímpetu que se topó con un Madrid replegado y ordenado, al que solo Williams encontró resquicios, auténtico dolor de cabeza de la zaga marengue y ajusticiador de Marcelo. Justo cuando al Athletic se le agotaban las ideas ante un bien pertrechado Madrid, cuando San Mamés clamaba por un chispazo que tirara de él, Iñaki culminó con un disparo que atajó Keylor una pared de tiralíneas con De Marcos. El Madrid tenía un problema en esa banda. El preludio del empate.

Williams que progresa de nuevo hasta la línea de fondo, templa bien por una vez, Raúl gana la batalla aérea y Aduriz pone la igualada de cabeza. San Mamés orgásmico. ‘Rulo’, desatado, la tomaba con el banderín de córner. El Athletic se lo creía... Tres minutos duró la alegría en la casa del pobre. «Cuando hay una peinada todo el mundo se descoloca», se resignó Valverde después en sala de prensa. Cóner en contra, Sergio Ramos que arrastra al Athletic al primer palo y gol de Casemiro, solo, en el segundo. Tuvo el 1-3 el Madrid, tuvo el Athletic el 2-2, se empeñaron los leones hasta el final, lo buscaron con fruición, embotellando al rival. Pero la suerte estaba echada. El Athletic perdió, el Madrid ganó, todo al mismo tiempo. Pero como puso en valor Valverde, «estos partidos ayudan a esa leyenda de que aquí para ganar hay que sudar mucho, llames como te llames». Era el Madrid, que si no existiera, habría que inventarlo, aunque gane como casi siempre.

 

«El equipo ha merecido bastante más que perder»

A Ernesto Valverde se le vio con una sensación agridulce, seguramente como la afición rojiblanca. «El equipo ha hecho un buen partido. Hemos merecido bastante más que perder 1-2. Es una derrota que duele, pero no bajamos los brazos. Me ha gustado mucho el equipo», valoró la actuación de los suyos, de quienes destacó la «puesta en escena de salida, teniendo también la tranquilidad necesaria para llegar arriba». Y, sobre todo, «que es un equipo que no se entrega, que siempre va y va» como lo demostró hasta el pitido final. A juicio del técnico bilbaino hubo dos elementos claves que definieron el marcador final. Por un lado, «nos ha faltado concretar el gol antes de que ellos nos llegaran, que al final es lo que cuenta», en referencia a esa salida inicial en la que el Athletic ha sumado ocasiones; por otro lado, «no haber tenido un poco más de margen tras el empate. Era un momento en que podíamos haber ido a por el segundo», pero el Madrid ha marcado rápido y «nos ha costado cinco o diez minutos volver a llegar arriba». Para Valverde «el segundo gol nos ha hecho daño, otra vez a remar contra corriente». En cualquier caso, Txingurri incidió en la efectividad en las áreas, donde el Madrid «nos ha ganado en dos disparos, aunque cada vez que pasa de medio campo te genera peligro», y «nosstros no hemos sacado partido del dominio» que fue mayoritario en el cómputo global. «Al final, el fíutbol es un juego de errores», dijo.J.V.

 

«Estábamos más atentos al remate de Ramos»

«Hemos dado la cara y un empate hubiera sido más justo», fue la reflexión de Yeray Álvarez, un portento de nuevo ayer, que afirmó haber terminado «satisfecho». Reconoció, no obstante, que quizá estuvieron muy pendientes de Ramos en el 1-2 y Casemiro lo aprovechó.

 

Retenido un grupo de ultras del Madrid

La Ertzaintza impidió acceder a las proximidades de San Mamés a un grupo de 20 o 30 hinchas ultras del Real Madrid que no tenían entradas para el partido. Fueron interceptados en Botica Vieja y tras identificarles, trasladados en Metro hasta Basauri, donde tenían sus vehículos. Desde allí, fueron escoltados hasta la A-68.