Pablo CABEZA
BILBO
Elkarrizketa
IñIGO GARCÉS «CABEZAFUEGO»
VOZ Y COMPOSICIÓN DE CABEZAFUEGO

«La música tiene que tener esquinas, si no, me aburro»

Cabezafuego es un músico inquietante, fluorescente. No es un virtuoso, pero, en conjunto, es un brillante multiinstrumentista, más cálida voz, circunstancia que le sitúa dentro de una entelequia desde la que se desplaza por el universo sin ancla alguna y fertilizando. El 2 de junio presenta «Somos droga», su cautivador nuevo álbum-cómic, en el Dabadaba de Donostia, y el 3 en el Biribay de Logroño.

La vida musical de Iñigo Garcés da para una pregunta tipo concurso: «Coloque en 20 segundos por orden cronológico estos nombres: Half Foot Outside, Jugos Lixiviados, Mermaid, Royal Canal, Black Lagun, Basque Country Pharaons, Bizardunak, Atom Rhumba, Los Separatistas...» No obstante, de lo que no cabe duda es que desde finales de 2013 el músico iruindarra elige iniciar carrera en solitario como Cabezafuego, el alias alimentado con su alborotado pelo afro con punto soleado. Como Cabezafuego edita en 2015 “Camina conmigo”, un disco que sorprende no por no imaginable para sus seguidores, sino por la calidad de la propuesta. Editado solo en vinilo, se agota con prontitud. Pocos locos seguidores, pero muchos uno a uno.

Con “Somos droga” no nos encaja el “se supera”, puesto que toda su vida ha sido rehacerse. Está tan interiorizada la dinámica en sus genes y en los oídos del oyente, que siendo una propuesta única en la península comienza a verser como normal lo que es inaudito en un músico bregado en la escena local. “Somos droga” debe mucho al pop de los sesenta, pero es tan heterogéneo, tan amablemente desquiciado e imaginativo, que trasciende localizaciones.

Un día es “Visones” el corte que dices «Aquí se sale», otro es “Minueto del arribista”, otro “La balada del irritante”, luego “Chico blues”, que lo inicia presentándose con aire jotero, para pasar a arrastrar la carga del blues, “Caramelos 6 de junio” (¡qué melodía de inicio!), “Telarañas” y su hermosa sencillez, “El suplente de los minutos basura” con su pop-soul sesentero desde el mañana y deslumbrante... Todo con incisiones quirúrgicas a modo de bocadillos musicales, samplers lo llaman algunos. Son tantas las viñetas, los colores, que “Somos droga” supera cualquier frenada. Es un disco interminable, infinito, incluso para sus creadores, posiblemente.

Sus ocho meses de dura gestación seguro están repletos de imaginativas variables, aceptadas y desechadas, pero en este caso solo porque había que tomar decisiones. Tampoco olvidemos “Motorik boogaloo”, otra vía exploratoria repleta de sabor y cintura.

Esta maravilla atemporal se puede escuchar el 2 de junio en la sala Dabadaba de Donostia y al día siguiente en la sala Biribay de Logroño.

El disco se publica solo en elepé más un amplio cómic creado por grandes nombres de la ilustración (www.cabezafuego.com). Las letras son un desquicie. La producción de Dani Ulecia de diploma con ribetes. Las colaboraciones, delicatessen por encima del plato Michelin. Instruye, corta y confecciona, Cabezafuego, puro vudú.

¿Qué preámbulos amorosos ha tenido «Somos droga». ¿Cómo decide compartir la experiencia con Dani Ulecia como congénere?

Dani y yo llevábamos un año antes hablando en la furgoneta del Columpio Asesino (él como bajista, yo como pipa). Las conversaciones fueron el germen y engorile de lo que luego fueron los dos primeros meses. El todo vale, el no cortarnos con nada, y que prime la experimentación, luego ya cribaremos. Dani siempre ha sido nuestro técnico de confianza, pero ahora para mí es el productor. No entiendo ningún disco mío sin él al lado.

Dani es bajista, guitarra... y usted un picasalsas de cuidado ¿Qué ha tocado cada uno?

Yo no he tocado ni un puto instrumento. Nada. ¡Qué maravilla...! Dani ha metido bajos, guitarras, teclados... Nos lo hemos cocinado casi nosotros, salvo honrosas colaboraciones. Sí que ha habido un tronco que ha sido Felix Buff a la batería y Oskar Benas a las guitarras, aunque luego las hayamos destrozado todo lo que nos dio la gana.

Ambos poseen un largo historial de delincuencia musical sin corbata. ¿Ha habido en algún momento choque de trenes? ¿Exceso de ideas sobre la mesa y la mesa de mezclas?

Amor incondicional. Por mi parte ha sido una maravilla. Ha habido días que no salían las cosas, pero siempre con una sonrisa... Dani ha llevado los mandos de la nave, casi por completo. Incluso en situaciones que yo no era yo (por motivos personales), él tomó decisiones muy importantes. Ha sido mi productor, pero también mi confesor, y un apoyo muy importante en días de mierda.

¿El disco ha ido derivando, un nunca se acaba...?

Sí, jajaja... La cosa al final se alargaba ad eternum, y los últimos días eran como los últimos días de una expedición al Polo. ¡Qué bonito todo, pero joder qué ganas de volverme a mi puta casa!

Es un disco complejo y de fácil escucha, pero para mayores de 18 y estudiosos de la cultura musical. No parecen canciones salidas de la forma clásica de acústica y melodía, aunque formalmente lo sean.

No ha habido una forma de trabajar concreta. Más o menos partían de melodías y acordes míos, pero también surgieron muchas atrocidades antes incluso que las canciones... Ha habido temas como “Visiones”, que han sonado en el estudio de 3 o 4 estilos totalmente diferentes. Pero vamos, que también era importante que estas canciones se pudiesen llevar a una guitarra y voz si la quiero cantar en una sobremesa familiar, ¿sabes? Bueno, quizás por las letras, a mi familia mejor no se las canto... Una vez lo hice en una comida, y me ponían caras muy raras... Así que mejor me aprendo unas jotas, y me arranco por ahí.

«Paso los días en modo anfetamina, no solo por la química...» Parece que es un disco de textos autobiográficos, pero sin saber hasta qué punto se deben de tomar al pie de la letra teniendo en cuenta que usted es tan descarnadamente sincero como lanzado «elocubrista».

No le doy muchas vueltas a eso. Cuando lo canto, lo hago hablando de mí. Yo soy esa persona en ese momento. Soy el personaje del que habla la canción. Si esa frase es de Iñigo Garcés, o de Franco, pues... yo qué sé... Voy cambiando.

«El suplente de los minutos basura», con esa melodía tan amable y sesentera, ¿es un recuerdo a su infancia, a sus padres... o es un prototipo de situación? Es una genialidad de corte, esa guitarra seca... Los arreglos de teclas, sintes, percusiones varias le sientan genial, pero hay que repensar mucho.

Es una mezcla de recuerdos míos, y eso de las elucubraciones. Ahí participó el gran Jose Domingo con sus teclados, que la hicieron alejarse de la “normalidad”. Mucha gente me dice que es la que más les gusta, imagino que por su aire clásico. Esa la pilla un negro y te hace un clásico soul de esos... A mí no me gusta tanto, porque quería hacer un disco jarto. De hecho el disco no ha quedado tan jarto como me hubiera gustado, pero Dani tuvo la sensatez de hacer algo audible, dentro de su locura sónica.

Se han incluido muchas voces a lo largo del disco, palabras, discursos, sentencias, ruiditos... Son como globos de historieta, como cuando en los cómics había un texto general y luego bocadillos encima.

Sí, de ahí que el tebeo sea un complemento perfecto al disco. Es una definición muy buena. Música-tebeo, eso hago ahora. En el cómic se hacen muchos más experimentos formales que en la música. Quiero seguir por ese camino.

«Busco título» parece muy intencional y con rapeo inesperado en su música bien resuelto.

A ver quién le pone título a semejante engendro. La primera parte habla totalmente de mí y de mi separación. Pero pasaba de hacer una balada ñoña. Así que me la cargo, y tan contento. Aitor Ibarretxe (Lendakaris Muertos) es el rapero final.

¿«Voy a hacer una canción que no diga nada» es darle vueltas al absurdo? Le gusta bastante el metalenguaje en las canciones...

Sí, jajaja, hay mucho de ese metalenguaje. Bueno, esto en realidad es una puya a la música que se hace ahora en España. Yo no entiendo ni una puta palabra de lo que dicen los barbitas indies ante audiencias masivas. Ni palabra. Pero tampoco soy muy culto... Será eso.

¿Sería adecuado apuntar que hay mucha base sicodélica, aunque no sea la convencional y a pesar, o por eso, de las pequeñas contaminaciones?

Es un disco muy sicodélico, sí. Pero no de reverb y melodía repetitiva. Es otra cosa.

¿Cómo consigue la colaboración de varios Zen Guerrilla? Es una banda disuelta hace ya bastantes años.

Andy y Rich son amigos. Siempre hemos mantenido el contacto, han dormido en mi casa. Son un puto amor. Gente muy especial para mí. Ellos tienen otra banda, Carlton Melton. Han girado un par de veces por aquí, y les ayudamos siempre en lo que podemos.