Pablo CABEZA
BILBO

Txarango presenta en Bilbo «El cor de la Terra», repleto de ritmos latinos y sentidas baladas

Los catalanes Txarango son novedad con un caliente, armónico y universal disco de sentimientos y solidaridad, «El cor de la Terra». Álbum que presenta hoy en Kafe Antzokia de Bilbo. 22.00.

Al margen de unos primeros contactos en su etapa de estudiantes, Txarango se forma en 2010 en Barcelona renunciando a un camino y tomando otro que les está reportando entusiasmo, felicidad, y desde el que van dejando canciones de confección impecable sean rítmicas o de tono relajado: «Sergi [Carbonell ‘Hipi’, teclados] y yo [Alguer Miquel, voz] nos conocemos desde pequeños, pero hará unos 10 años que nos fuimos a vivir juntos compartiendo piso en Barcelona durante la Universidad. La música llenaba todas nuestras horas fuera de los estudios. Mirando atrás nos damos cuenta de que aquello fue realmente nuestra principal universidad. Barcelona entonces era una ciudad llena de músicos de todo el mundo. No parábamos de tocar y compartir en cualquier rincón de la ciudad. Un día nos lanzamos a la piscina dejando todo para construir nuestro proyecto, y ahora la banda supera de lejos nuestro sueño inicial. Supongo que caminar con el corazón abre puertas. ¡Tenemos mucha suerte siempre!

Suerte derivada de sus cualidades como personas solidarias, de su calidad instrumental, vocal y compositiva. «Somos una banda –describe Alguer– muy conocida en Catalunya, Valencia y Baleares. Pero llevamos años viajando por todo el mundo y vamos recogiendo pequeñas islas de gente que nos sigue desde muchos rincones del planeta».

Txarango se bambolea entre la música latina, contenedor demasiado impreciso y a veces relacionado, por la degeneración de ciertos éxitos, con música comercial intrascendente. «No tenemos tiempo para complejos. Las canciones latinas nos hacen vibrar profundamente. De hecho las que puedan parecer más comerciales, son rítmicamente complejas y musicalmente muy ricas. Además, Txarango es una cooperativa sin ánimo de lucro, todo el dinero que genera la banda sirve para proyectos sociales. El adjetivo comercial (aunque nos dedicáramos a hacer estéticamente la música más comercial del mundo) es absurdo en nuestro caso. La música comercial nace y existe para vender y esto está situado al final de nuestras prioridades».

Alguer continúa con el ideario: «La música es nuestro refugio, el lugar donde escapamos del mundo. Pero a la vez es nuestra herramienta para conectar con él. Para hiperconectar. Para incidir social y políticamente. Éxito es aprender a vivir. Intentar llenar de sentido el camino. Reconocer pequeños espacios de belleza. Oler la felicidad en el paso del tiempo. Somos afortunados, porque amamos y nos encontramos bien».