José Luis Úriz Iglesias
Afiliado al PSC viviendo en Navarra y militante de Izquierda Socialista

Por una II Transición

Uno de los mejores pensadores que ha tenido la izquierda y el PSOE en los últimos tiempos, mi amigo y desaparecido Enrique Curiel, comentaba hace apenas cuatro años que o el PSOE impulsaba una necesaria II Transición, o la impulsarían otros.

No conoció la aparición de Podemos, aunque de alguna manera la impulsó como profesor de Políticas en la Universidad de Madrid, esa misma de la que han salido Pablo Iglesias o Juan Carlos Monedero, incluso me consta que recibió de la misma persona que ellos, una oferta para iniciar un proyecto parecido que su lealtad al PSOE le impidió aceptar.

Nadie le escuchó entonces, “cosas de Enrique, ya se sabe, aún le queda un poso comunista” decían los sabios del lugar (el PSOE), ignorando que les estaba abriendo una puerta de salida al callejón en el que nos estaban metiendo.

Ahora, aún con la resaca electoral de la larga noche de ayer, al ver las fotos de las grandes vencedoras, con nombre de mujer por cierto, al ver los rostros exultantes de Manuela Carmona, Ada Colau, incluso Mónica Oltra vienen a mi memoria esas palabras de Curiel, porque si estuviera esta mañana aquí reflexionaría sobre que la I Transición se empezó a escribir con la aparición de dos “rara avis” de la política como alcaldes de Madrid y Barcelona, los añorados Enrique Tierno Galván y Pasqual Maragall.

Aquella tuvo grandes aciertos y algún error, quizás los lideres actuales deberían releer aquella historia para fortalecer los primeros y corregir los segundos.

También al igual que en la primera esta va a requerir grandes dosis de imaginación, audacia y generosidad, mucha generosidad. Porque las gentes, las bases de esa izquierda maltratada estos últimos seis años hasta límites insoportables, ha dicho basta, ha dado un puñetazo en la mesa en forma de votos para el cambio, por el cambio y no va entender ni probablemente consentir que se le hurte por intereses puramente tácticos o partidistas.

Hace falta altura de miras, líderes que como hace casi 40 años antepongan el bien común de sus bases a los suyos propios, incluso hasta la inmolación como le ocurrió al PCE en el que en aquella época militábamos Enrique y yo.

De los resultados del domingo se deduce que lugares emblemáticos como las ciudades de Madrid, Valencia, Zaragoza, Sevilla o Pamplona, comunidades como Navarra, Aragón, Valencia o Castilla la Mancha, incluso Baleares y Cantabria pueden pasar a la izquierda por pactos entre sus diferentes fuerzas políticas.

Ese va a ser el inmenso trabajo de las semanas venideras, porque la izquierda tiene el deber histórico de responder a las demandas de su electorado, al mandato que les manifiestan desde las urnas: hacer realidad que ese cambio tengan que realizar con las concesiones que procedan.

Madrid, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Pamplona deben ser sí o sí ciudades gobernadas por las fuerzas de progreso, al igual que comunidades como Aragón, Navarra, Comunidad Valenciana, Castilla la Mancha y como no, igualmente Andalucía.

No se puede, no se debe consentir que ningún lugar en nuestro país en el que la suma de fuerzas de la izquierda de mayoría, pueda seguir gobernando una derecha que nos ha esquilmado, destruyendo el Estado de Bienestar y avergonzando con sus innumerables caso de corrupción.

La II Transición que se inicia obliga a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias a dialogar, negociar y pactar. Ambos tienen el deber histórico de recuperar el poder para las clases más desfavorecidas.

Si alguno de los dos, o ambos, por egoísmo o torpeza lo impiden, la historia les castigará y el batacazo en las próximas elecciones de Noviembre será histórico, por permitir a un púgil noqueado como el PP recuperar el aliento y ganarles, ganarnos el combate.

Veremos si son capaces de emular Pablo Iglesias a Santiago Carrillo y Pedro Sánchez a Felipe González, aunque puede resultar una operación imposible porque los segundos son figuras irrepetibles en la historia de este país.

Mención aparte merece Navarra, “cuestión de Estado” dicen algunos, aquí la responsabilidad se extiende a los partidos nacionalistas Gero Bai y Bildu que igualmente deben hacer un ejercicio de generosidad y búsqueda de los puntos de encuentro, aparcando demandas que deberán recuperar en momentos venideros. Aquí el clamor ha resultado histórico y bajo ningún concepto pueden defraudar la ilusión generada. Pamplona, Tudela, el Gobierno de Navarra deben de estar en manos de una izquierda plural, transversal.

Por primera vez además el PSN-PSOE resulta prescindible, su aportación resulta insignificante lo que favorece la posibilidad de realizar el cambio que alguna gente en su interior lleva demandando desde hace demasiado tiempo, Ver las caras desencajadas de sus líderes la noche electoral ha sido una de las imágenes más impactantes, porque eran las caras del pasado. Debe aprovechar esa travesía por el desierto del desinterés para regenerarse a fondo, para eliminar definitivamente lacras del pasado, para volver en un futuro próximo con un nuevo empaque de izquierdas y transformador.

El domingo fue un día histórico, apasionante, ilusionante, pero ahora queda rematar la faena las próximas semanas, esperemos que nadie defraude y si lo hace que caiga sobre él el peso de la frustración que origine.

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