Pedro Mari Usandizaga Añorga

La austeridad española

Ni el Bundesbank ha demostrado que los recortes que ha realizado Rajoy iba a provocar crecimiento mañana. Solón uno de los sabio de Grecia, cuando su familia se  arruinó, dijo que «la austeridad es una de las virtudes de un pueblo inteligente». Trascurrido un tiempo cambió de discurso y proclamó: «la abundancia engendra satisfacción y la satisfacción, ánimo y buena voluntad». ¿Qué ocurrió en ese tiempo? Que cambió de la ruina económica al éxito social. Volvamos a la realidad, la austeridad como principio personal puede ser saludable, pero como imposición general resulta enfermiza. Lo hemos en la pasada crisis, la exigencia alemana llevada al límite ha causado un daño a las clases medias, y en particular al sistema que ha comportado la aparición de nuevos partidos nutridos de indignación. El resultado, en Europa se vive peor, La UE se ha debilitado y los populistas lo invaden.

Hasta el ministro Garcia-Margallo dijo que «nos hemos pasado cuatro pueblos con la austeridad». Si en Bruselas el discurso de la austeridad es un disco rayado, nada crece, salvo la angustia. El premio Nobel Stigliz declaró: «con la austeridad se han roto familias enteras, lo que ha llevado a los españoles al desastre». Ahora sale Aznar que… «hace falta más recortes y menos gasto público». Como discípulo de Solón, el expresidente vive en el mejor de los mundos y da lecciones sobre la austeridad aunque no lo practica. La austeridad perjudica el crecimiento y ha ensanchado le brecha de la desigualdad. Conclusión…, una ruina terrenal.

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