Los pequeños detalles son los mejores indicadores para poder profundizar la actualidad aunque ocurra en otro entorno. La nueva generación de políticos del Estado ya ha llegado, y en Barcelona ciudad son los pioneros. La manera en que han organizado una modesta exposición sobre el franquismo, bajo las órdenes de esta nueva hornada de políticos, se constata el cinismo académico elevado a la esencia de su propia hipocresía.

En las ciencias sociales se sabe que el lugar es en muchas ocasiones más importante que el texto. Estos jóvenes que están encantados de ser colonizados por el idioma imperial del planeta que es el inglés, que viajan a su santuario en peregrinación muchas veces de incógnito como es la ciudad pastiche de Nueva York, que admiran en su interior a Obama y a Hillary Clinton, han tenido la indecencia de colocar una estatua que representa a su Caudillo, porque renunciaron y siguen renunciando a la República, en un espacio que pretende ser el recuerdo de las libertades de una Nación como es Catalunya.

La memoria va por barrios, y su crítica que han hecho siempre a la derecha por olvidar al franquismo y de pasar página, ellos fueron los máximos colaboradores para llegar a la situación actual. La imagen del Rey Juan Carlos delante del féretro de Carrillo y sus comentarios respecto a su participación política, es algo maravilloso e indescriptible. Estos jóvenes no es que no hayan pasado página, es que siguen renunciando a todo.  

Atentamente.