Javier Orcajada del Castillo

Los jueces franceses y Chistine Lagarde

La Corte de Justicia de la República Francesa, que enjuicia en exclusiva a altos cargos y personajes relevantes, ha condenado a la Directora del FMI y ex ministra, Christine Lagarde, por considerarla culpable de negligencia en el Caso Tapie, ex ministro, especulador famoso, patrón del PSG y empresario que se ha beneficiado ilegítimamente de fondos públicos con la complicidad de la que fue ministra de Economía. Parece que en La France, heredera de la Revolución, la CJR ha recibido asesoramiento de nuestra Audiencia Nacional para crear un tribunal especial para privilegiados. Porque en la sentencia se le suspende el cumplimiento de la pena por motivos tan «jurídicos» como ser un personaje relevante que proyecta al exterior la imagen de la patrie. Para ser más explícitos, según la sentencia, a una ministra condenada por un delito por subvencionar con más de 400 millones de Euros de fondos públicos. no sólo le juzga un tribunal con jueces ad hoc para que sean benévolos, sino que no deberá cumplir la sentencia ni entrará en prisión. Francia alardea de ser tierra de asilo de perseguidos y el icono mundial de la justicia. Cuánta traición recae sobre los políticos actuales franceses que desprecian los ideales de Liberté, Egalité y Fraterrnité, cuando en 1789 el pueblo tomó el poder. Se ha convertido en el país xenófobo por excelencia y expulsa a emigrantes. Venga los atentados del ISIS bombardeando indiscriminadamente ciudades de Siria e Irak donde son víctimas niños y mujeres indefensas. Lagarde pertenece a la saga de delincuentes que han dirigido la institución financiera mundial, cuyos antecesores fueron Rodrigo Rato, imputado por múltiples causas ante los tribunales españoles, Dominique Stauss-Kahn, condenado por abusar de una camarera y acusado de proxenetismo. Estas respetables personalidades son quienes imponen a las poblaciones de países quebrados reducciones de sus salarios, elevación de impuestos y rescatan bancos con fondos públicos en perjuicio de otros destinos sociales. Y la ciudadanía europea conteniendo la respiración por si la de extrema derecha de Le Pen accede a la Presidencia. Ironías.

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