Iñaki San Sebastián Hormaetxea

Uniformidad inaceptable

Cataluña no parece estar ya en las primeras páginas de los medios... y no solo por el terrible impacto de la catástrofe parisina. El matrimonio CDC–CUP, con la asistencia de ERC, no parece ser capaz de llevar hacia adelante una ilusión soberanista de tanto nivel. El tema parece necesitar una cobertura un poquito más amplia de la sociedad catalana, para hacer frente a una  artillería legalista hispana que trata de uniformarlo todo, sin tregua. Cataluña es España, porque lo dice la ley... española, aunque no lo quieran una parte importante de los catalanes. Resulta una forma extraña de entender la democracia, en Europa y en pleno siglo XXI.

¿Sirve la Constitución española como traje de fuerza uniforme para todos los pueblos que ocupamos la piel de toro peninsular? Por de pronto ya hay dos que se escaparon hace tiempo de semejante yugo y no parecen tener ningún interés en volver: los llanitos gibraltareños y los portugueses. Hay otras tres nacionalidades, la gallega, la vasca y la catalana que, con mayor o menor intensidad, siguen considerando la uniformidad legal española como una especie de corsé inaceptable.

Dejando tranquilos a los gallegos y a su parentesco con los portugueses, voy a fijarme un poquito más en Cataluña y Euskal Herria. Estas dos naciones tienen una característica singular que les diferencia del resto de los pueblos de la España actual. Están repartidas a un lado y otro de los Pirineos. Esto hace que una minoría de vascos y catalanes, resulta que son franceses. Si a esto añadimos su idioma propio, sus leyes propias, sus costumbres, etc., parece evidente que hay razones suficientes como para que se tenga en cuenta su identidad nacional. Por supuesto que se ha de respetar la igualdad entre todas las personas. Pero esto no quiere decir que no se deba negociar, hasta el amanecer, el tema de la uniformidad dentro de una única nación española.

Estamos en  un compás de espera, pendientes de lo que decidan las urnas el próximo 20D. Son tiempos de discursos fogosos y de bravuconadas que pretenden calentar el ambiente. Pero todo esto pasará y habrá que volver a serenar el debate. El 2016  está a la vuelta de la esquina y se presenta interesante. Vamos a ver quiénes son los nuevos protagonistas en la política española, cual es la deriva catalana y, en Euskal Herria, como se canaliza el efecto ilusionante de la liberación de Arnaldo Otegi.              

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