PSOE: la disgregación del partido del régimen

La dimisión de 17 integrantes de la Ejecutiva del PSOE con el objeto de apartar de la secretaría general del partido a Pedro Sánchez –que, conviene recordar, es el primer secretario general elegido en primarias– tiene visos de ser un golpe de mano para hacerse con el poder. El método elegido, además de desatar una lucha fratricida y amenazar el futuro del partido, pone de manifiesto que los promotores de la maniobra no contaban con mayorías suficientes en los órganos de dirección para que sus tesis prosperaran y posiblemente todavía cuenten con menos predicamento entre las bases.

Más que a buscar errores y culpables, el episodio invita a reflexionar sobre el deterioro al que ha llegado el régimen diseñado durante la llamada transición. No solo el Estado se encuentra bloqueado en una profunda crisis, entre otras razones por la incapacidad de encauzar las aspiraciones democráticas de la naciones sin Estado; también naufragan los partidos que lo han sustentado, corroídos por la corrupción y desangrándose en una lucha sin tregua por el poder. Las listas cerradas, una militancia escasa, un centralismo exacerbado y la entronización de los líderes han convertido a los partidos en meros instrumentos de gestión, fácilmente moldeables por el poder del dinero y las cloacas del Estado. Sin debate ideológico y con un proyecto político laminado por la preeminencia de la razón de Estado, el PSOE hace tiempo se convirtió en un partido autoritario que funciona en base a lealtades personales, cuyo predicamento entre la clase trabajadora y las clases populares se desmorona, sin que a corto plazo se vislumbren perspectivas de que pueda afrontar una renovación.

De la misma forma que la democratización del Estado español pasa por el reconocimiento del derecho a decidir de las naciones sin Estado, el PSOE solamente podrá librarse de todo el lastre que arrastra y recuperar su carácter de partido de izquierdas cuando esté en condiciones de hacer otro tanto y dejar de lado esas razones de Estado que se han convertido en una trampa sin salida.

Bilatu