Joseba VIVANCO
Athletic

Suena Ziganda... decide Valverde

El nombre del navarro cobra cada vez más fuerza como recambio de un Txingurri que está ante el siguiente paso natural a su carrera.

¿Pálpito o indicios? La cuestionable, o no, demora de Ernesto Valverde en decidir si su futuro inmediato seguirá ligado al banquillo del Athletic ha dejado de ser una cuestión de pálpito para pasar abiertamente a ser un rosario diario de indicios que inequívocamente adoquinan el camino a Cuco Ziganda como su supuesto revelo natural dentro del club. Indicios, porque no hay pronuncimiento oficial aunque las informaciones periodísticas parecen allanar el aterrizaje del técnico del filial. Y una cosa se antoja clara, que más allá de que sea el idóneo o no en lo deportivo, cuenta con la aquiescencia de la práctica totalidad de la prensa deportiva y seguramente de la masa social.

«¿No sé qué prisa le ha entrado a todo el mundo con mi futuro?», se preguntó Ernesto Valverde en voz alta tras el partido ante el Madrid y la enésima interpelación sobre su horizonte profesional. Puede ser en estos días de impasse, antes de que se reinicie la competición, porque con lo que está en juego de aquí a finales de mayo el anuncio de su decisión llevaría aparejado un plus de tranquilidad, sea cual sea su futuro, a la hora de centrarse solo en el terreno de juego. Sería lo lógico, liberar al grupo de tensiones externas y focalizar todos los pensamientos en esos diez partidos.

El ‘cuándo’ importa, aunque el técnico quiera restarle relevancia, pero el ‘qué’ más aún. ¿Y qué hara Valverde? El de Viandar de la Vera aparece como uno de los elegidos por los mandamases del Barcelona para tomar el testigo de Luis Enrique, con el que mantiene buena relación. El otro, tras las recientes quinielas, el navarro Juan Carlos Unzue, segundo del asturiano, al que muchos le postulan como alternativa ideal. Ambos tendrían el perfil que buscan los azulgranas, «que conozca el club», reveló ayer uno de los criterios de búsqueda Robert Fernández, secretario técnico culé. De Valverde dijo que «es una persona seria, con conocimientos y un gran entrenador en defintiva».

A partir de aquí, ¿qué? Valverde es un técnico muy cotizado y no solo por el Barça. Hay algún ‘grande’ más interesado en sus servicios. La cuestión hoy es ¿qué quiere él? César Luis Menotti sostenía que «los buenos entrenadores se reciben entre los 40 y los 50, pero se hacen entrenadores de los 50 a los 60. Y a partir de esa edad o serán grandes maestros o no serán nada».

Txingurri acaba de cumplir 53. Puede pensarse que ha llegado su momento de dar el salto y torear con un equipo de la élite, que no es la primera vez que llaman a su puerta. Porque es un entrenador que tarde o temprano está llamado a probar de esas mieles, porque es un reto personal para cualquier técnico capacitado para ello, y porque el fútbol como tal también se merece saber lo que él puede aportar a esos niveles. En definitiva, la necesidad de seguir desnudándose como entrenador, de explorar sus propios límites, rasgo inherente al ser humano, sea en la vida o en el fútbol.

Con Valverde sucede como con Laporte, e incluso Williams. Debe asumirse que en algún momento de su trayectoria el Athletic puede no cumplir sus expectativas a tenor del enorme potencial que atesoran, tanto para su propio futuro deportivo como del propio fútbol en sí, de verlos progresar y alcanzar metas imposibles aquí. Si Valverde decide irse, lo hará con el deber cumplido y solo quedará agradecérselo y desearle suerte.

Hay informaciones que apuntan a que el de Viandar de la Vera ya tendría tomada la decisión. En ello ha tenido o tendrá que ver la concreción del interés del Barça, que parece evidente, lo mismo que su propio análisis de si su ciclo rojiblanco ha tocado a su fin, en una temporada de claroscuros, sin alfombra roja, y donde sopesar también lo que de frescura y reactivación del vestuario se pierde con un quinto año seguido.

Como también pondrá en la balanza el peso de la propia familia; Txingurri es aita de tres hijos adolescentes, que de alguna manera tienen encauzada su vida aquí. «El fútbol lo absorbe todo, en el fracaso y en el éxito. Esas cosas influyen en tu vida, en tu familia. Es muy difícil mantener al margen una derrota, le das muchas vueltas a la cabeza. Pero, además de ese espacio mental, está el tiempo. No tienes fines de semana. En casa somos muy familiares y cuando he estado algún tiempo sin entrenar, lo hemos disfrutado mucho», palabras suyas a la revista de Hirukide, Federación de Familias Numerosas de Euskadi. El fichaje por el Barça desde luego que influirá en su vida familiar, y si no, puede preguntarle a Luis Enrique o incluso Guardiola cómo ‘quema’ ese banquillo.

Valverde sigue siendo el plan A del club. Pocos pondrán algún pero a su continuidad. Y menos los verdaderos interesados, los jugadores, aun cuando un quinto año requerirá de un zarandeo del árbol para volver a encandilar al vestuario para que siga yendo y yendo en cada partido. Pero en buena lógica Josu Urrutia tiene un plan B, el cual apunta pasa por Cuco Ziganda. A favor del navarro, su sintonía con el presidente, afición, plantilla, prensa, conocimiento de la ‘casa’, su trabajo en los filiales...

Una transición tranquila, una apuesta segura por la continuidad, pero al mismo tiempo un entrenador sin apenas bagaje en Primera y con el que los jugadores intiman y por tanto se pierde el efecto de novedad o la necesaria brisa. Una apuesta segu- ra de inicio, arriesgada como toda decisión de este nivel, pero que a día de hoy está a expensas de que Valverde decida, por mucho que Ziganda suene.

Entre «Cuco» o... ¿Thomas Tuchel?

Más allá de los nombres, en el supuesto de que Valverde no siga, los responsables deportivos deben discernir si lo que buscan para los próximos años es lo que el gran Martí Perarnau diferencia entre un entrenador-arquitecto, de esos que dejan huella y construyen una determinada forma de jugar –caso de Bielsa o el propio Ernesto, aunque aprovechó el legado del rosarino– o un entrenador-administrador, aquél que prolonga el beneficio de dicha propuesta futbolística, que gestiona lo anterior construido –como Del Bosque al suceder a Luis Aragonés o Ancelotti a Guardiola–. Por ello, el Athletic debe, sobre todo, acertar al elegir entre la continuidad de un proyecto, de un estilo de juego –con fecha de caducidad– y apostar por un hombre de la casa como Ziganda, o zarandear el árbol como se hizo con Bielsa, para resetearse, fichando, como hiciera en su día con Kendall o Luis Fernández,... ¿al técnico del Dortmund Thomas Tuchel?J.V.