NOV. 02 2015 IBILIZ IBILI | JUAN MARI FELIU Puy d’Aras, la cúspide de la Bal d' Longas gara, donostia Como en anteriores inviernos, una vez dejadas atrás las tierras de Baretous, es el momento de aprovechar la apacible climatología invernal que disfrutan las Cinco Villas de Aragón. Lindando con la comarca de Zangotza, se encuentran varios valles desconocidos pese a su proximidad con la capital de Nafarroa. Uno de ellos es la Bal d’Onsella, al otro lado de la montañas que cierran por el sur el embalse de Esa/Yesa. Está regada por un caudaloso río que entrega sus aguas en el río Aragón en las cercanías de Zangotza, mientras los ríos Arba de Luesia y el de Biel bajan hacia las resecas tierras de Zuera y Zaragoza. Desde Berdún, el valle se va cerrando entre montañas cada vez más altas, donde los bosques de pino silvestre se vuelven más densos. Los pueblos Urrés, Pintano, Isuerre, Lobera de Onsella y Longás, son pueblos con sabor a rústico, donde no faltan elementos románicos, góticos, mudéjar y del renacimiento, así como castillos y torres como los de Ruesta, Roita o Berdún, antiguos feudos de los monarcas navarros. En la cabecera de este escondido valle se encuentra Longás (750 m.), el último pueblo de los que jalonan este valle, arrinconado al pie de la potente sierra de Santo Domingo, la máxima altura del intrincado relieve de la alta comarca de Cinco Villas. Apiñado en torno a su vetusta iglesia, sus casas de piedra se confunden en un paisaje terroso que cubren las faldas de las montañas de la Bal d’Onsella. Veremos casonas con pórticos dovelados, ventanucos góticos, algunos con blasones nobiliarios y techumbres de cuatro aguas coronadas por las características chimeneas jacetanas, además de su iglesia, con un pórtico sobrio y una llamativa torre campanario. Desde el aparcamiento situado en la entrada del pueblo, donde se encuentra la pista que sube a la ermita de Santo Domingo, saldremos del pueblo por un carretil asfaltado situado junto un pequeño puente medieval. Pronto dejamos las últimas casas para subir por las laderas del monte, cubierto de bojes y matorrales. Alcanzado el desvío de una pista de tierra situada a la izquierda, abandonaremos el carretil que lleva al collado de Xabierre y el puerto de Santa Bárbara. Bajaremos un corto tramo hasta la orilla del río Sotillo con la vista puesta en la altiva cumbre del Puy d’Aras. Pronto nos situaremos junto el rio Sotiello, que cruzaremos por dos vados, para una vez superada la confluencia de los arroyos Sotiello y Sangorrin y situados en las faldas del Puy d’Aras, subir por un pista por el linde un pinar que tras varias revueltas estaremos en un cruce. La pista de la derecha viene del collado Grande por encima del barranco de Sangorrin. Nosotros seguiremos por la izquierda (flecha roja), dominando el barranco de Sotiello. Tras girar por la derecha estaremos ante un collado, entre el Puy de Castillón (957 m.) y La Peñeta (1.009 m.). Al frente, una pista de repoblación forestal nos invita a continuar subiendo en busca de la cumbre del Puy d’Aras. La pista con un amplio y suave trazado nos llevará a disfrutar de un magnífico paisaje que se irá engrandeciendo en todas las direcciones. Al mismo tiempo en la cercanía quedará siempre altiva la sierra de Santo Domingo, que habremos visto con otras perspectivas en anteriores propuestas realizadas desde esta página. Finalmente, tras un constante culebreo entre variadas especies de arbolado, que pasan del roble y encinar al hayedo y el pinar, daremos con la pequeña cima del Puy d'Aras (1239 m.). Está coronada, en parte, por un bosquete de pino silvestre donde no hay nada que la identifique, como ocurre con la mayoría de las montañas de Cinco Villas. Solo por disfrutar del paisaje y la soledad de estas recónditas tierras merece la pena ganar esta cumbre, abierta hacia el encrespado horizonte del Pirineo de la Jacetania, hasta más allá de Tendeñera y las montañas del bajo valle de Tena. Hacia el mediodía queda el mar de cumbres que se expanden desde la sierras de Santo Domingo y la San Juan de la Peña hacia la llanas tierras ribereñas del Ebro. Veremos cercanas las modestas sierras de Sarda, Noblia, Sos, Peña, y el reconocible largo lomo de la Sierra de Leire. A nuestros pies veremos el apretado caserío de Longas.