Txisko Fernández
Periodista
IKUSMIRA

La Unidad Popular, con mayúsculas

Si la memoria no me está haciendo una conveniente jugarreta, porque ahora no tengo ningún txosten de aquellos a la vista, recuerdo que en los análisis de Herri Batasuna, las referencias a la «Unidad Popular», en castellano, solían hacerse así, con mayúsculas. De esta forma, entendía yo, se subrayaba que la estrategia de HB –como instrumento político-institucional del MLNV– pasaba por construir y consolidar una amplia base social para alcanzar los objetivos de independencia y socialismo para Euskal Herria.

Por eso, en aquella «Unidad Popular» cabía todo el mundo que compartiera esos objetivos o, al menos, uno de ellos. De esta forma, se actualizaban, se ampliaban, tanto el concepto del «Pueblo Trabajador Vasco» acuñado por ETA como el del «Movimiento de Liberación Nacional», homologado internacionalmente. Y así, en HB fueron confluyendo (permítaseme enlazar etiquetas tan dispares con una conjunción copulativa) marxistas y monzonianos, cristianos de sacristía y acérrimos ateos, hasianos y trotskistas...

En mi opinión, el acierto de esta estrategia quedó de nuevo constatado la noche del pasado 20 de diciembre, cuando para muchos resultó muy amargo ver que EH Bildu obtenía «solo» 218.000 votos, mientras que Podemos, con cerca de 400.000, superaba de largo la suma de PNV y Geroa Bai. Muchos han olvidado que hace 20 años, en las elecciones de 1996, HB logró «solo» 181.000 votos. Si queremos volver a contar con los 334.000 de Amaiur, hay que seguir la senda de la «Unidad Popular», eliminando de tajo cualquier riesgo de implosión.