La incómoda memoria y la exaltación fascista
El exalcalde de Gasteiz Javier Maroto se despachó el viernes con unas declaraciones que han levantado ampollas. «Olvidemos y hagamos que eso cale en la sociedad porque la única manera de que podamos darnos la mano sin rencor y vernos con respeto es desgraciadamente o afortunadamente esa palabra, el olvido», manifestó en el pleno municipal. Se trata, en opinión del dirigente del PP, de que la sociedad asuma con naturalidad la impunidad de la que gozan destacados franquistas reconvertidos.
Mientras Maroto aboga por «olvidar» a las víctimas del 3 de Marzo, su homólogo en Bilbo, Luis Eguíluz tiene el «valor», por no calificarlo de otro modo, de pedir que el Ayuntamiento, al igual que el Ejecutivo de Lakua, homenajeen a los 235 presos que perecieron el 4 de enero de 1937 en cuatro cárceles a raíz de los asaltos protagonizados por cientos de personas que respondían así a los repetidos bombardeos sobre la población civil y el desabastecimiento provocado por las tropas fascistas.
El contenido de la moción es hiriente, por algunas de las frases que se deslizan hacia milicianos socialistas, comunistas y anarquistas, o el papel que jugó en aquellos hechos el Gobierno de José Antonio Agirre. Todo para arremeter contra la recuperación de la memoria histórica, a la que llega a considerar «caprichosa, victimista, interesada, autocomplaciente y muy arrimada a lo políticamente correcto». Para Eguíluz, lo «correcto» es exaltar como lo hicieron durante 40 años a los «mártires de la cruzada», para los que el PP quiere ahora honores póstumos. Repugnante.