Ainara Lertxundi
Periodista
IKUSMIRA

¿Hasta cuándo deben esperar saharauis y sirios?

Hasta cuándo?», se preguntaban en una reciente entrevista con este medio Abba Salek Hassen y Hafdala Chaad, presidente de la Comisión Nacional Saharaui de Derechos Humanos y responsable de Cooperación y Relaciones Internacionales de la entidad, respectivamente. Son ya 40 años de exilio, sin una perspectiva de solución, ni cercana ni lejana. ¿Hasta cuándo deberán esperar los saharauis? ¿Hasta cuándo terceros países seguirán bloqueando la celebración de un referéndum y mirando para otro lado ante las vulneraciones de derechos humanos que se cometen en el Sahara Occidental?

«¿Hasta cuándo?», se preguntan también los habitantes de Alepo, donde entre el 27 de abril y el 3 de mayo bombardearon el hospital Al-Quds, la clínica Bustan Al-Qassar, el hospital de cardio- logía Ibn Rachid y la maternidad de Al-Dabit. A la una de la madrugada de ayer arrancó la tregua o el «régimen de calma» de 48 horas anunciado por las Fuerzas Armadas siras. Un leve respiro tras más de diez días de ataques aéreos.

Preguntas todas ellas que la comunidad internacional debería de responder con la mayor celeridad tomando como base el Derecho Internacional Humanitario y garantizando, en el caso saharaui, la celebración de un referéndum y la supervisión por parte de la Minurso de los derechos humanos en los territorios ocupados, y el acceso humanitario a las zonas asediadas, en el caso de Siria.

Ni los saharauis deben soportar otros 40 años olvidados en el desierto de Tinduf ni los sirios se merecen más días de bombas y destrucción.