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COPA ÁFRICA

Los leones indomables remontan y se toman la venganza ante Egipto

La selección camerunesa se adjudicó su quinto título continental tras voltear en la segunda parte el tanto inicial del egipcio ElNeny.


EGIPTO 1

CAMERÚN 2


La venganza, mejor en frío. Eso debió pensar Camerún en la final de la Copa África disputada ayer ante Egipto. Los faraones habían vencido en las dos finales que se habían enfrentado entre sí –en 2008 por 1-0 y en 1986 en la tanda de penaltis–, pero ahora los leones indomables ya tienen su quinto trofeo en sus vitrinas gracias a remontar el gol inicial del conjunto egipcio.

El Estadio de la Amistad de Libreville, capital de Gabón, reunió a dos selecciones que acumulaban entre ambas 11 títulos de la Copa África y, aunque no partían como las grandes favoritas, su solidez defensiva les llevó hasta el encuentro por el trofeo.

Los de Hugo Broos han encajado dos goles y han anotado seis, y no han echado de menos a varias de sus estrellas que optaron por privilegiar sus carreras en sus respectivos clubes.

Por su parte, la selección egipcia llegaba tras haber estado inmersa en una travesía por el desierto debido a los problemas políticos del país, de los que la selección de fútbol parece que se contagió. Antes, vivió un periodo 2006-2010 espectacular en el que se llevó tres Copas África de manera consecutiva, la última ante Ghana (1-0). El renacer parece haber llegado tras la llegada de Héctor Cúper al banquillo egipcio en marzo de 2015, ya que los faraones solo han perdido cuatro partidos. Se han anotado 20 victorias y cinco empates en 29 encuentros.

El resultado es evidente: Essam El-Hadary, leyenda del fútbol africano a sus 44 años de edad, parece vivir una segunda juventud y solo ha encajado tres goles en todo el torneo, los dos de ayer y ante Burkina Faso en semifinales –ganó en los penaltis, con dos paradas del portero–. En ataque, Egipto tan solo ha anotado cinco goles.

Si tenemos en cuenta los datos de la primera parte en la final de ayer ante Camerún, los egipcios tuvieron mucha fortuna porque tan solo tuvieron dos ocasiones claras y en la segunda llegó el primer gol del encuentro. Mohamed ElNeny marcaba con un potente disparo pegado al poste que defendía el guardameta Ondoa. A partir de ahí, los faraones dejaron que sus rivales se apoderasen de la posesión del balón para acabar con un 63% en esta faceta del juego.

Remontada con calidad

Camerún apretó, sobre todo en la segunda parte de la final. Por el banquillo egipcio rumoreaba la maldición que acompaña al técnico argentino, que había perdido las últimas cinco finales que había disputado con Mallorca, Valencia y Aris de Salónica. Iban a ser seis finales.

En el minuto 59 Nicolas Nkoulou, que había entrado en la primera parte en sustitución del lesionado Teikeu, anotó el empate con un gran cabezazo tras un centro soberbio por la izquierda de Benjamin Moukandjo.

Fue el primer zarpazo camerunés y la antesala de lo que vendría media hora después. Cuando todo parecía ir a la prórroga, Aboubakar hizo magia. Controló un balón largo con el pecho, hizo un globo a un defensa egipcio y marcó con la derecha el 1-2 definitivo. Los leones indomables volvían a hacer gala de su apodo. Se comieron a Egipto y además en plato frío.