Un visionario Sidney Lumet acertó de pleno en su magistral “Network, un mundo implacable” a la hora de realizar un análisis descarnado del poder que ejerce la televisión. Corría el año 76 cuando el actor Peter Finch encarnó a un veterano presentador de informativos que tras serle anunciado su despido debido a sus bajos índices de audiencia, anunció antes las cámaras que cometería un suicido en directo.

El antológico discurso que Finch realiza ante la audiencia podría ser perfectametne aplicable a un universo catódico carente de escrúpulos en el que cada vez resulta más difusa la frontera de lo éticamente aceptable. Si en diferentes ocasiones nos referimos a la fuerte influencia que está ejerciendo el cine en el medio catódico, también resulta obligatorio hacer lo propio con la industria cinematográfica que sigue encontrando en la televisión un buen puñado de historias dignas de ser filmadas y analizadas. Tal es el caso de “This is your death”, una producción independiente que ha generado una gran controversia tras su estreno en el Festival SXSW que se está celebrando en Austin.

Dirigida por Giancarlo Esposito, un actor que realizó una recordada interpretación en la serie “Breaking Bad”, parte de una premisa que el propio cineasta resume de la siguiente manera: «Vivimos en la era dorada de la televisión. La oferta es tan amplia en ficción y tele-realidad que prácticamente tiene cabida cualquier proyecto de cualquier productor. Hay series y programas para todo los gustos. Series donde prima lo paranormal, realities de cocina, talent shows musicales... Mucho y muy variado. Pero, ¿tendría cabida un híbrido entre concurso y reality donde los participantes se suicidaran en directo?». La trama centra su interés en este hipotético concurso que muestra suicidios explícitos.

Además, lejos de dar lecciones morales, el reality se vuelve tan famoso que hasta el propio presentador –interpretado por Josh Duhamel– alcanza una popularidad desmedida. El visionado del filme, que todavía no tiene distribuidora en Estados Unidos, ha provocado una cascada de opiniones muy positivas de críticos y espectadores que coinciden en señalar lo creíble que resulta tanto el argumento como su descarnada plasmación en imágenes.