DONOSTIA

Primer programa de la OSE a las órdenes de Robert Treviño

La Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) inaugura su 33 temporada hoy en Gasteiz con su primer programa de abono –«Zumo de esperanza»– bajo la batuta de su nuevo director titular, Robert Treviño, quien ensaya en la sede de la orquesta en Miramon.

Desde hoy y hasta el 17 de octubre, la Orquesta Sinfónica de Euskadi inaugura su temporada número treinta y cinco dando la bienvenida a Robert Treviño, su nuevo director titular, que ha diseñado minuciosamente los caminos estéticos de la temporada que aquí se inicia. Una programación ambiciosa que comienza con un programa sinfónico-coral, en el que la OSE tendrá como compañero de viaje al Orfeón Pamplonés, uno de los conjuntos corales más antiguos del Estado, que, bajo la dirección de Igor Ijurra, ha actuado junto a orquestas tan destacadas como la del Teatro Mariinsky de San Petersburgo o la Filarmónica de Nueva York.

La Orquesta, bajo la dirección de Treviño, ensaya ya en su sede de Miramon el programa de esos conciertos, titulado “Zumo de Esperanzas” y compuesto por la “Canción del destino” de Brahms, los “Salmos de Chichester” de Bernstein (en el que el papel de niño solista recaerá en Markel Murillo, cantor de la Escolanía Easo) y la “Primera Sinfonía de Mahler”: espiritualidad y anhelos, con las vitaminas de un sólido sonido orquestal. Se trata de un programa que investiga la dualidad entre lo divino y lo humano, lo religioso y lo terrenal, lo excelso y lo popular.

Según Robert Treviño, la primera parte del concierto plantea el contraste entre un Brahms místico, que se hace preguntas sobre el amor y el destino, y un Bernstein optimista, en una partitura poco habitual; la segunda parte presenta a un joven Mahler, imbuido por muchas influencias y que llena su Sinfonía nº1 de “canciones”; se trata de una especie de sinfonía coral, pero sin voz ni palabra.

No es casualidad que Robert Treviño haya escogido una sinfonía de Mahler para iniciar su andadura como titular en la Temporada de Abono de la Orquesta. La música de Mahler le ha acompañado en momentos fundamentales de su carrera, como su debut con la Filarmónica de Múnich en 2016 (“Sinfonía nº 5”) o su triunfal presentación con la London Symphony Orchestra el pasado mes de junio (“Tercera sinfonía”). Con Mahler, Treviño encara también un futuro ambicioso.

Energía

Desde la Orquesta Sinfónica de Euskadi se afirma que el nuevo director titular viene cargado de «energía, entusiasmo y pasión por llevar a la Orquesta de Euskadi a lo más alto».

Se apunta asimismo que estará muy presente a lo largo de toda la temporada, ya que dirigirá seis programas de conciertos, «y hará de cada concierto y de cada proyecto un evento singular».

La imagen que acompaña la temporada de conciertos 2017/2018 es una sinfonía de símbolos, una composición metafórica. Según comunicado: «una melodía de imágenes que representan una temporada espectacular abierta a un público amplio, ya que nos dirigimos a los espectadores de siempre y a nuevos aficionados».

El Orfeón Pamplonés junto a la OSE

El inicio de temporada cuenta con el Orfeón Pamplonés como grupo de apoyo coral. Su historia se remonta a 1865, cuando once ciudadanos destacados de Iruñea se asocian para crear una institución que enseñe música gratuitamente a artesanos y obreros. En aquel primer Orfeón, dirigido por Joaquín Maya, llega a cantar un jovencísimo Julián Gayarre. El coro atraviesa diversas vicisitudes en los años siguientes, estableciéndose definitivamente en 1890.

La primera obra que cantará hoy el Orfeón Pamplonés es prácticamente contemporánea a la creación del coro, ya que Brahms comienza a trabajar en la “Canción del destino” en el verano de 1868 y se estrena en Karlsruhe en 1871. En su texto, basado en un fragmento de la novela “Hyperion”, de Friedrich Hölderlin, se oponen la dicha de los dioses y el sufrimiento humano, con una intensidad que Brahms extrae con maestría de las voces del coro.GARA