El autor colombiano Fabio Rubiano es uno de los dramaturgos con una forma muy especial de escritura que plantea siempre un juego entre la realidad, la ficción, lo obvio y lo imprevisto. Su dramaturgia no es lineal. Es un juego donde no es necesario mantener una coherencia, una verosimilitud, un desarrollo lógico, siempre que se puede ir dando vueltas o vaivenes en la anécdota primigenia hasta convertirla en otra cosa, en una imposibilidad.

Esta obra donde aparecen dos hermanas, el protagonista es el señor García, ausente, una presencia imaginaria, un marido infiel, un amante fiel, muerto, resucitado, vilipendiado, adorado. Una esencia, una idea, un discurso que encontramos reiterativo, que nos pareció en momentos que partía de una idea preñada por el micro-machismo, ya que ambas deben justificar su existencia por él, por el señor García, por el hombre, y sus vidas, las que vemos, las que viven, las que parecen cómicas, peor son trágicas, viene demasiado señaladas por esa relación, por esa necesidad de amarlo o de asesinarlo. Por el perdón entre hermanas por el odio entre amantes del mismo García.

Texto enrevesado, sorprendente, animoso, montaje pulcro, interpretación de alta calidad, esfuerzo de las actrices por hacerlo en español, en una escenografía sencilla.

Paradójico espectáculo.