Dabid LAZKANOITURBURU

Trump y Macron: algo más que «íntimos amigos»

Los guiños, los gestos y la complicidad que han mostrado estos días los presidentes de EEUU y del Estado francés han provocado sorpresa, cuando no estupor e incomprensión, en no pocos sectores de sus respectivas sociedades. «Le quiero mucho», señaló Trump mientras le limpiaba un poco de caspa de su chaqueta a Macron. Este le respondió con un no menos efusivo «cher Donald».

Semejante exceso de testosterona diplomática no se explica por sus biografías, en las antípodas. El de la Casa Blanca no es más que un constructor que mitigó su desastre como empresario promoviendo su faceta, exitosa, de showman. El del Elíseo responde al modelo elitista francés de enarca (Escuela Nacional de Administración) y militó desde joven en el PS, lo que compaginó –sin despeinarse– con su fichaje con la banca Rothschild.

Pero más allá de la fe capitalista de ambos, y pese a que el origen y motivaciones de sus votantes no puede ser más divergente, hay un elemento central que les identifica. El «America First» de Trump es el equivalente de la «Grandeur» que propugna Macron. Una grandeur que le anima a asomar la cabeza en Siria y, en general, en una región, Oriente Medio, no menos cara o querida (cher) para Macron que su amigo Trump. Porque esa, y no otra, es la razón que mueve a Macron a alinearse con Trump sobre el acuerdo nuclear con Irán: alinear –fijar– a la vez a este último en Siria.