Aritz INTXUSTA
JUICIO A CAROLINA MARTÍNEZ Y CLEMENTE BERNAD

JUZGADOS POR ESPIAR LAS MISAS FASCISTAS EN LA TUMBA DE MOLA

EL JUICIO CONTRA CLEMENTE BERNAD Y CAROLINA MARTÍNEZ COMENZÓ AYER Y CONTINUARÁ EL PRÓXIMO 12 DE DICIEMBRE, PUES NO SE HA CONSEGUIDO LOCALIZAR A DOS CURAS. LA FISCALÍA PIDE PARA ELLOS DOS AñOS DE CÁRCEL POR INTENTAR GRABAR A UNA HERMANDAD FASCISTA QUE NI SIQUIERA HA DENUNCIADO LOS HECHOS.

El 18 de marzo de 2016, el fotógrafo Clemente Bernad trabajaba a puerta cerrada retratando el Monumento a Los Caídos. El mausoleo de Mola es el segundo edificio construido para glorificar a los golpistas más grande de todo el Estado, tan solo superado por el propio Valle. Había solicitado permiso al Ayuntamiento para entrar en el edificio y grabar el interior. Mientras su compañera Carolina Martínez ayudaba a un técnico de la empresa Dronic a grabar con un ingenio volador las alegorías de requetés alzándose para la «Cruzada» que pintó Ramón Stolz en la cúpula, Bernad bajó por unas escaleras de caracol hasta la puerta tapiada que daba acceso a la cripta de Emilio Mola y José Sanjurjo.

Allí había una rejilla y, al iluminar con una linterna, descubrió que se veía el sarcófago de Sanjurjo con sus grandes letras doradas que rezan “A Sanjurjo, su pueblo”.

Un par de metros delante de la tumba se encuentra el altar de la capilla desde la que se ofician las misas en honor a los golpistas. La Hermandad de los Caballeros Voluntarios de la Santa Cruz celebra eucaristías los días 19 de cada mes. Solo faltaba un día. Bernad decidió colocar una cámara y una grabadora de audio para su documental “A sus muertos”. Finalmente, no logró las imágenes y tuvo que emplear animaciones.

Ayer, Bernad y Martínez acudieron al juzgado con peticiones fiscales de cárcel de dos años de prisión por un delito de revelación de secretos. Varias decenas de personas de diversos movimientos memorialistas acudieron a respaldar a la pareja.

Los documentalistas llegaron orgullosos hasta la Audiencia Provincial. «No deberíamos estar aquí de ninguna de las maneras por hacer un documental que lo único que pretende es informar sobre un monumento fascista que hay en Iruñea», subrayó Bernard. Aseguró también que quien les ha denunciado es «una especie de espectro del pasado que viene directamente de la Guerra Civil, una asociación de excombatientes requetés que no sabemos cómo ha conseguido sobrevivir».

Una vez se cerraron las puertas de la sala de vistas y comenzaron las cuestiones previas, quedó en evidencia que eso no había sido del todo así. En realidad, la Hermandad no llegó a denunciar los hechos. Para poder ir a los tribunales, los Caballeros tienen que pedir permiso al Arzobispo, pero no lo hicieron y ni siquiera se reunió su ejecutiva, el Capítulo Supremo, para plantearse esta posibilidad.

Fiscalía, abogada de parte

El único denunciante, en realidad, es el «secretario cronista» de una Hermandad nacida con el fin de ensalzar lo que siguen considerando una ‘Cruzada’. Juan Pedro Urroz, sin embargo, ni siquiera llegó a ser grabado por los dispositivos que dejó Bernad. Tan solo asegura haberse visto «violentado» por la noticia. Su representante legal solicita dos años y medio de cárcel para cada uno de los documentalistas y 11.280 euros de multas e indemnizaciones.

Si bien la reacción personal de Urroz puede ser lógica desde su punto de vista, la postura de la Fiscalía resulta mucho más controvertida. Mientras que la Hermandad no ha denunciado el hecho, la fiscal se ha erigido en su defensora y solicita unas penas de dos años de cárcel y 12.000 euros de multa por haber intentado «atentar contra la intimidad de la Hermandad de los Caballeros Voluntarios y con ánimo de comprobar el tipo de actos de culto que por parte de la misma se celebran en la cripta». La fiscal fue, además, la más interesada en conocer la ideología de los documentalistas. Tanto es así que la juez la interrumpió para recordar a Bernad que le asiste el derecho a no declarar sobre su ideología.

Durante la vista oral –que quedó finalmente suspendida hasta el 12 de diciembre pues el Arzobispado asegura no haber podido localizar a dos curas que ofician misas allí– se escucharon varias grabaciones de audio. &discReturn;En algunas de ellas, parece que Bernad y Martínez discuten sobre la mejor manera de colocar el aparato sin que «los otros» se den cuenta de que hay una lucecita tras la rejilla. No obstante, los acusados aseguran que la grabación recoge una discusión sobre el manejo de un dron averiado con el que querían realizar otras tomas ese día.

Bernad insistió en que solo le contó a su compañera que había instalado el dispositivo cuando habían regresado ya a su casa.

Lo cierto es que el camuflaje no fue muy bueno. Al día siguiente, el hermano Fermín Garralda acudió a limpiar y a rezar un viacrucis junto a los sarcófagos. Al poco, encontró la lucecita y descubrió la cámara.

En los fragmentos de audio escuchados durante la vista, se oyen los rezos de Garralda. Después, suenan varios chasquidos de su cámara fotográfica, de cuando el hermano intentó recabar imágenes del hallazgo. Por último, se le escucha a voz en grito: «Es viernes de Cuaresma. Se ha rezado un viacrucis».

Garralda, que sorprendentemente pidió –y le fue concedido– declarar como testigo protegido, aseguró que con ese grito quiso «encararse» a las personas que le estaban grabando. Su declaración resultó muy pintoresca. Cuando la juez le preguntó cómo es la cripta el solo atinó a decir que «muy bonita». Luego se acaloró, levantó la voz y pareció echarse a llorar y la magistrada le tuvo reprender: «Serénese, serénese. Y conteste a lo que se le pregunta».

Tras dar el aviso a la Policía española, ese mismo día dos agentes de dicho cuerpo se personaron, desatornillaron la rejilla y encontraron los aparatos. Al declarar como testigos, aseguraron que uno de ellos se metió por el agujero y siguió los cables hasta el cuadro de luces al que estaban conectados los aparatos. En un primer momento, sospecharon del artista Abel Azcona, quien un año antes había protagonizado una enorme polémica con su exposición “Desenterrados en el Monumento a Los Caídos”. Pero el análisis de los aparatos pronto les llevó hasta sus verdaderos dueños, quienes, por otra parte, ya habían puesto a la Policía Municipal al corriente de su sustracción.

La vista quedó ayer a la espera de las conclusiones finales del 12 de diciembre y de que el Arzobispado de Iruñea consiga localizar a esos dos curas que, misteriosamente, ha sido incapaz de encontrar en todo este tiempo.