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Europa queda lejos para este Athletic


El punto conseguido en Ipurua no sirve de mucho para mantener la ilusión en las aspiraciones europeas. Seguramente, en otro momento de la temporada el empate se valoraría distinto, pero el resultado de ayer fue decepcionante. Más que por los mericimientos, por la poca ambición mostrada. Para cumplir ese objetivo marcado desde el club para cuadrar cuentas, y secundado por entrenador y jugadores, el Athletic necesita ganar. Como decía Garitano tras el partido sumar de tres en tres para remontar la desventaja que tienen con respecto al séptimo puesto. La realidad es que estuvo más cerca de perder. Salvo en algunos momentos concretos, no pudo con el Eibar en una segunda mitad en la que los armeros dominaron el encuentro. El Athletic se tuvo que conformar con resistir hasta que se vio con todo perdido y reaccionó de inmediato.

El punto positivo –siempre hay algo a lo que agarrarse– es que Asier Villalibre mandó a las redes el primer balón que tocó. Un gol importante para el propio jugador de Gernika y también para el equipo. La alargada sombra que ha dejado Aduriz será imposible de cubrir a medio plazo, pero cada gol de Villalibre servirá para ganar en confianza.

Con el regreso de la competición el Athletic ha evidenciado que sigue con las mismas virtudes y defectos de toda la temporada. Es un equipo que pelea hasta el final, no se rinde y se defiende bien, pero comete errores que dan vida a los contrarios y, sobre todo, le falta rematar a los rivales cuando tiene la oportunidad. En Ipurua se le puso todo de cara con un penalti en los primeros minutos que Raúl García no desaprovechó. Sin embargo, no supo cerrar el partido, ni parar el ímpetu de los armeros. Ni con la entrada de Williams ni la de Lekue se consiguió cambiar la dinámica de un partido que se puso muy cuesta arriba. Con este resultado Europa se queda lejos. Cualquier halo de esperanza pasa por ganar el sábado a un Betis que llega a San Mamés en crisis.