El pistolero de Amurrio no tuvo ningún lapsus en el parlamento español. Dijo con toda conciencia eso del peor gobierno de los «últimos ochenta años», porque es un franquista de cuna. Abascal es un retrato robot del fascista español con ínfulas y financiación iraní. Sus atributos violentos son deleznables. Hablan en Vox de tirar a matar contra los supuestos narcotraficantes con una impunidad dolosa. ¿Por qué nadie actúa contra estos inductores a la violencia policial? Sus intervenciones son una sarta de insultos a la democracia, incitaciones al odio, descalificaciones a los derechos fundamentales, pero parece que tiene bula policial y judicial. 

Otra vez una sesión de control al gobierno se convierte en un acto de denigración del espíritu parlamentario. Parece claro que los miembros del gobierno español actual lo tienen fácil para enfrentarse a una banda de Casado acogotada por su miserable pasado, por sus conspiraciones contra la democracia llevadas a cabo por el gobierno de Rajoy y por un equipo dirigente actual con unos niveles ínfimos de capacidad de entender la realidad fuera de los manuales que le preparan esos asesores que vienen de todas las cavernas y cloacas. Teodoro García Egea tiene problemas serios. En una entrevista, preguntado por el viaje al centro del partido del que es secretario general dijo que el PP había creado muchos centros… de salud, escolares. No fue tampoco un lapsus. Es su incapacidad manifiesta para hacer un discurso político fuera del insulto zafio, los independentistas, ETA y Pablo Iglesias.

Así que mientras contamos infectados, ingresados, muertos, llega la noticia de la parada de la vacuna que se vendía ya como inminente por una repercusión grave en la salud de uno de los que la estaban probando. La urgencia política choca con la evidencia científica y sus tiempos.