Raimundo Fitero
DE REOJO

Los sin

Vino sin alcohol, tocino sin colesterol, leche sin grasa y así hasta llegar a los políticos sin formación política, ni filosófica, capaces de decretar que se abran las discotecas, pero sin poder utilizar la pista de baile. Es una mala manera de querer contentar a todos, para que nadie quede contento. Una discoteca sin pista de baile es un bar de copas. Los bares tienen un horario restringido, pero las discotecas, aunque no se baile, tienen otro horario, por lo que la gente irá a las discotecas a beber. Y pedirán al Dj músicas para no bailar. Aquí todos los que tienen la oportunidad quieren convertirse en portavoces del absurdo y dicen que si se abren las discotecas se acaba con el botellón. Y olé.

Sin freno es la desfachatez de Esperanza Aguirre que solicita la fusión, como siempre había sido, entre Vox y el PP desnortado del indocumentado Pablo Casado, el perdedor nato. Dice la criadora de batracios y fundadora del cartel corrupto más grande la democracia que Vox, «obviamente» es de centroderecha. Acabáramos. Ahí está la clave de fin de esta locura, el franquismo es de centro. Por lo tanto, Ciudadanos ya forma parte de la izquierda langosta que compite con la caviar y así hasta llegar al guevarismo de González Page, ese señor de la parte más de la izquierda mágica del PP que gobierna en Castilla-La Mancha. Los partidos sin ideología, pero con caja B.

Mientras tanto, en Ámsterdam y Helsinki han creado sendos registros de algoritmos para lograr que la ciudadanía vaya tomando confianza en la Inteligencia Artificial. Debe ser una cuestión con matices religiosos, porque si la esperanza es un mundo sin inteligencia humana práctica, resolviéndose los asuntos primarios con la aplicada en nuestros aparatos ordinarios, relojes, teléfonos y tabletas, las discotecas pueden ser oficinas del censo. La civilización de los sin.