Raimundo Fitero
DE REOJO

Las cobayas

Hay una corriente de opinión que considera que la utilización de animales como cobayas para la experimentación de fármacos o para que hagan ejercicios los cirujanos en formación debería considerarse como una acción de maltrato y que debería estar prohibida. Es difícil situarse con claridad. Nuestra relación con los otros seres vivos que cohabitan en este planeta viene de lejos, pero se están creando ámbitos de opinión avanzados que nos hacen cuestionarnos todo lo que hasta hace poco considerábamos que era lo normal, porque siempre había sucedido así.

Pero digo yo, ¿y las cobayas humanas? No digo ya lo de los doctores Mengeles que han sido en la historia, ni aquellas experimentaciones que se hacen de manera secreta, sino con los voluntarios, los que por convicción o por una pequeña remuneración se exponen a probar medicamentos o vacunas. Pues bien, un personaje popular, Joan Pons, un enfermero balear que está voluntario en las pruebas de la famosa vacuna de Oxford, acaba de comunicar que ha dado positivo en Covid-19. No se sabe cómo aceptar esta noticia. Hay una duda razonable, los que están en estos programas de prueba se colocan en dos grupos, los que reciben la vacuna y los que reciben un placebo. ¿En que sector estará Joan Pons? Vamos a esperar acontecimientos, pero que conste esta situación paradójica de esta cobaya voluntaria, ahora encerrado y confinado.

Un relámpago me deslumbra, ¿estamos siendo utilizados como cobayas políticas? En el oasis vasco, en la caos madrileño, en el oasis desertizado de Catalunya, en muchos bosques centroeuropeos, en las orillas de todos los mares y océanos se están produciendo unas situaciones que ponen en estrés a las poblaciones y que colocan los paradigmas democráticos en un estado de alarma total. Y si somos cobayas, ¿de qué laboratorio?