Aritz INTXUSTA

GENES E INTERFERÓN ABREN LA VÍA A PERSONALIZAR TRATAMIENTOS

Un estudio en el que participaron pacientes navarros ha encontrado distintos problemas genéticos e inmunológicos que explicarían por qué acabó en la UCI un 13% de los enfermos y abre la puerta a terapias específicas que mejoren los resultados.

Cuando en mayo este periódico entrevistó al neuropediatra Sergio Aguilera, la posibilidad de que los genes relacionados con la respuesta inmunitaria innata tuvieran relación con los casos de covid grave era tan solo una hipótesis. Una hipótesis bien tirada, sí, pero solo una hipótesis. En aquel momento, Aguilera reclutaba en el hospital de Nafarroa y en los de otros puntos del Estado a pacientes que, siendo jóvenes, hubieran sufrido una infección de covid grave. Y, de otra parte, a otros enfermos que la hubieran pasado de forma muy leve o asintomática. La idea era cruzar datos y encontrar diferencias genéticas relevantes entre ambos grupos.

«Es sabido que algunas mutaciones en genes hacen que las neumonías por gripe sean más graves. Son mutaciones en la vía del interferón en pacientes con gripe. Pensábamos que también en el SARS-CoV-2 habría personas más susceptibles genéticamente», explica Aguilera. «Obtuvimos muestras de sangre de pacientes con covid de las UCI o con criterios UCI, de más de cien hospitales. En total, fueron más de 600 casos graves que tenían entre 27 y 90 años».

Del cruce de los datos, se encontró que 23 de ellos (3,5%) tenían alteraciones en genes claves para la respuesta inflamatoria ante un virus. Lo esperado: mutaciones parecidas a las de pacientes a los que la gripe provoca neumonías graves. Lo que no esperaban fue hallar defectos nuevos, que estaban, pero que el coronavirus ha sacado a la luz.

«Conocer estos defectos y cómo funcionan permitirá diseñar terapias mucho más específicas y mucho más dirigidas», sostiene el investigador. «Podremos diseñar tratamientos destinados a suplir el defecto concreto. Esa es la ventaja sacamos».

El proyecto de Covidhge (Covid Human Genetic Effort) –que así se llama esta investigación– obtuvo un hallazgo todavía más relevante para la lucha frente al covid al analizar la sangre. «Se ha investigado la presencia de anticuerpos contra el interferón, que es una proteína que es crucial para la defensa contra los virus. Estos anticuerpos neutralizan el interferón y provocan una inmunodeficiencia que no tiene un orígen genético».

Este problema inmunológico adquirido sería mucho más frecuente que el derivado de los genes. Un 10,2% de los pacientes presentaba este problema. «Si uno de cada diez enfermos graves tiene este problema en la vía del interferón, el potencial que pueden tener estrategias muy dirigidas a compensar el esfuerzo de estos anticuerpos será realmente tremendo», prosigue Aguilera. Básicamente, se podrá intentar eliminarlos con fármacos o tratar de estimular el interferón de alguna otra manera.

Los descubrimientos de Covidhge dan respuesta, aunque solo sea en parte, a esta diferencia tan evidente entre hombres y mujeres. «El 12,5% de los varones con edad más avanzada presentan estos anticuerpos dañinos. En mujeres, la presencia cae al 2,6%».

Haber encontrado un fallo en el interferón es una muy buena noticia, porque existen muchos tratamientos ya aprobados y comercializados (y por tanto con los efectos secundarios testados) que podrían aplicarse para corregir este defecto concreto. Los inmunólogos manejan tratamientos con interferones naturales y sintéticos que se emplean para melanomas o para la hepatitis y otras enfermedades y que, potencialmente, podrían aplicarse a estos pacientes. De hecho, el interferón es una medicación que siempre se ha estado utilizando en Osasunbidea (el farmacéutico Luis Carlos Saiz lo explicó a este periódico en abril).

El proyecto Covidhge aún no ha terminado. Las mil muestras que se obtuvieron (de pacientes con covid grave y leve) siguen siendo estudiadas con los superordenadores del centro Idibell en Barcelona. Es probable que se descubran más diferencias que expliquen por qué el covid golpea con más intensidad a determinados sujetos,

Más allá de los logros concretos de Covidhge, la aparición de este tipo de estudios que no ponen la lupa en el virus, sino en los propios pacientes, abre una tercera fase en la lucha contra la enfermedad. La primera, la búsqueda de antivirales, fracasó casi del todo. La segunda, la de tratamientos generales para ayudar al enfermo a combatir, ha hecho progresos notables (como la dexametasona, etc.). Esta tercera, la de una medicina a la carta, será otra zancada en la senda que convertirá el covid en un catarro.