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Aunque Urkullu corra ahora, vamos tarde


Con su lectura rigorista, una sala del TSJPV prohibió en la CAV lo que sus pares en otras comunidades habían permitido. Pero en lo práctico, la decisión judicial solo impide que se puedan juntar más de seis personas en casa o en la calle, porque las órdenes publicadas ayer por el Gobierno de Lakua en el Boletín ya imponen esas restricciones de reunión en otros ámbitos como la hostelería y hasta los cursos deportivos. Parece que el lehendakari no esperaba ese auto, pero pronto decidió utilizarlo a su favor. A través de una reacción en redes sociales y unas declaraciones de la consejera de Salud, Iñigo Urkullu pretendió culpar a los tribunales españoles del retraso de todas las medidas, pese a que la inmensa mayoría de ellas las podía haber puesto en marcha desde el pasado domingo.

Con aparente enojo, Iñigo Urkullu decidió ayer pedir la Gobierno español la declaración del estado de alarma. Y ojo, que hace bien, muy bien, en pedirlo, al ser aquí la única forma de tomar determinadas restricciones. E incluso pareció ponerse al frente de un movimiento de presidentes autonómicos que velan por la salud de sus conciudadanos. Pero esta carrera que a veces suena improvisada de declaraciones, ruedas de prensa y solicitudes altisonantes no debe hacernos olvidar lo más importante: que la mayoría de las medidas planteadas, incluida la prohibición de juntarse más de seis personas, ya se pusieron en marcha sin demasiado éxito en otras comunidades, como por ejemplo Nafarroa. El lehendakari va tarde y con él todos nosotros. Esperemos que en adelante acelere.