Dabid LAZKANOITURBURU
CUMBRE VIRTUAL ENTRE LOS PRESIDENTES DE CHINA Y EEUU

Xi se muestra firme y Biden aguanta, pero en un tono conciliador

Más allá de versiones, la larga cumbre virtual vio a un líder chino desafiante, sobre Taiwán y Xinjiang, y un presidente de EEUU más conciliador y centrado en los asuntos económicos.

Los presidentes de China y Estados Unidos, Xi Jinping y Joe Biden, hablaron ayer de madrugada durante casi cuatro horas en una cumbre virtual en la que cada uno mantuvo su posición, firme por parte del chino y más contemporizadora en el caso del estadounidense.

Los dos líderes mundiales hicieron gala de sus buenos propósitos y hablaron de manera «respetuosa y directa», según la versión de Washington. Pekín destacó que la conversación fue «profunda, fructífera y fundamental» para limar asperezas y encauzar las relaciones.

Ambos, en fin, constataron la necesidad de levantar cortafuegos para evitar que sus desavenencias degeneren en conflicto.

«Jugar con fuego»

Pero las advertencias recíprocas no dejan lugar a dudas de lo alejado de sus posiciones.

El ejemplo más palmario fue el intercambio de «pareceres» sobre Taiwán.

El líder chino fue tajante al respecto y advirtió de que tanto «las autoridades taiwanesas, que se apoyan en EEUU para lograr la independencia» como «algunos en EEUU que intentan utilizar a Taiwán para controlar a China» estarían «jugando con fuego». Y advirtió que «si los separatistas en Taiwán nos provocan, nos fuerzan la mano y cruzan una linea roja, tendremos que tomar medidas decisivas».

El inquilino de la Casa Blanca fue más ambiguo y señaló que «EEUU se opone firmemente a toda tentativa unilateral de cambiar el statu quo o de atentar contra la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán». El mensaje puede ser interpretado como una advertencia a Pekín pero también a Taipei. Pero, sobre todo, revela el difícil equilibrio de Washington, que reconoce la existencia de «una sola China», la continental con asiento en la ONU, pero a la vez se aferra al Acta de Relaciones con Taiwán para suministrar equipos bélicos a la isla.

La extensa reunión, que se dividió en dos sesiones con una pausa, también dio pie a que Biden planteara sus inquietudes «por las prácticas de China en Xinjiang, Tíbet y Hong Kong, y sobre los derechos humanos en general», algo a lo que Xi se cerró en banda: «China no permitirá que se usen estos temas para medrar en sus asuntos internos», zanjó.

El líder chino contraatacó exigiendo políticas estadounidenses «racionales y pragmáticas» para con China, y enumeró el respeto mutuo, la cooperación y la coexistencia pacífica como «principios básicos» de las relaciones bilaterales.

«Enterrar el hacha de guerra»

Se trataría, según Pekín, de enterrar el hacha de una nueva guerra fría, algo a lo que el presidente estadounidense habría convenido al garantizar a Xi que no quiere «ni cambiar el sistema chino ni aliarse con otros países para oponerse a China».

La reunión –la primera formal entre ambos desde que Biden asumió la presidencia en enero de este año– también versó acerca de la seguridad en la estratégica región del Indopacífico –donde Pekín reivindica la soberanía sobre el Mar de China Oriental– y acerca de Irán, otro tema de fricción por la compra de crudo iraní por parte de las operadoras chinas. «Tenemos que mantener la comunicación abierta sobre asuntos críticos como la crisis climática o el suministro global de energía», señaló conciliador Biden.

Más crítico se mostró respecto a las prácticas comerciales y económicas de China, que no dudó en tildar de «desleales».

Xi no se dio por aludido: «Nuestras relaciones comerciales benefician a ambos. No hay que politizarlas», respondió el líder chino, que dejó la puerta abierta a «impulsar los intercambios» entre ambos países.

«Pero esto pasa –matizó el líder chino –- por que EEUU deje de abusar del concepto de seguridad nacional» para «reprimir» a las empresas de su país, en referencia a las sanciones contra Huawei por sus supuestos vínculos con la inteligencia china.

Con todo, expertos chinos destacan que el encuentro manda «una señal positiva al mundo» en contraste con la cumbre de Alaska, en la que funcionarios de ambos países mantuvieron una acalorada discusión.