GARA Euskal Herriko egunkaria

Encorsetamiento táctico para morir por la estrategia


En Donostia, Osasuna cayó en una paradoja. Hizo del rigor táctico su santo y seña como idea inicial y terminó perdiendo obra y gracia de la estrategia. El encorsetamiento del dibujo no le permitió más allá de controlar a la Real hasta el 1-0, sin intimidarla con peligro, que hubiera sido lo suyo.

Mantener el posicionamiento y apretar arriba hizo olvidar que también es necesario mostrar el colmillo, no vaya a ser que en una jugada aislada el adversario consiga perforar tu portería, como así ocurrió. El equipo rojillo no estuvo tan contundente como acostumbra en la defensa del balón parado, pero es que tampoco generó apenas nada con el plan A.

Giro de 180 grados en el proyecto inicial y acumulación de jugadores ofensivos para intentar revertir la desventaja en el marcador, pero sin una apariencia de tener las cosas excesivamente claras, en concreto a la hora de llevar balones al área txuri-urdin con el suficiente criterio como para desarbolar a una zaga guipuzcoana que se mostró sólida y no padeciendo demasiados problemas por la falta de calidad de los centros.

Y es que Osasuna, aunque se hizo con el dominio del esférico a raíz de ponerse por debajo en el luminoso, no supo manejarlo ni con la velocidad ni la precisión necesarias y mucho menos ponerlo con la suficiente ventaja para que sus dos torres pudieran sacar provecho de alguna asistencia de calidad, que en la tarde de ayer brillaron por su ausencia.

En definitiva, un vaivén táctico que el equipo no supo digerir de la manera adecuada en un feudo que se le resiste desde hace más de dieciséis años, pese a que no se puede negar que los rojillos le pusieron corazón a la búsqueda del empate, pero sin una pauta homogénea como para acabar sumando. El colchón de puntos sigue sirviendo, pero ahora les aguarda a los pupilos de Jagoba Arrasate un par de compromisos que también se las traen, Villarreal y Barcelona.