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GUERRA EN UCRANIA

Alto el fuego limitado en la ofensiva que Moscú seguirá «sin concesiones»

Un acuerdo de alto el fuego solo para establecer corredores humanitarios y la evacuación de ciudades asediadas no ocultaba la determinación de Vladimir Putin de continuar la ofensiva en Ucrania hasta lograr sus objetivos e incluso añadir otros. Los aliados occidentales de Kiev optan por la presión sobre las élites rusas para lograr algún cambio.


«Rusia tiene intención de continuar sin concesiones» su lucha contra los miembros de grupos neonazis que cometen crímenes de guerra, aseguró Vladimir Putin a su homólogo francés, Emmanuel Macron, en un nuevo contacto con el presidente ruso en el que le confirmó los augurios más pesimistas. «Lo peor está por venir», se teme Macron.

La determinación de Moscú no dejaba mucho lugar a la esperanza a pesar del acuerdo para un cese el fuego temporal alcanzado en las negociaciones entre Kiev y Moscú, solo para evacuar ciudades o entregar alimentos y medicamentos

«Es decir, no en todas partes, sino solo en aquellos lugares donde se ubicarán los propios corredores humanitarios, será posible el cese al fuego durante la operación», señaló el asesor presidencial ucraniano Myjailo Podoliak tras la segunda reunión negociadora.

El encuentro se llevó a cabo la localidad de Belovezhskaya Pushcha, en la región bielorrusa de Brest, cerca de la frontera polaca, y ambas partes se citaron para una tercera cita.

Previamente Putin reiteró a Macron su exigencia de desmilitarización y de un estatus de neutralidad para Ucrania. Pero advirtió además, de que «cualquier intento de ganar tiempo a través de las negociaciones no llevará sino a añadir exigencias suplementarias a Kiev».

Aun así, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, afirmó que «tengo que hablar con Putin (...) porque es la única forma de detener esta guerra», mostrándose «abierto y listo para abordar todas las cuestiones». «Incluso si firmamos un acuerdo de paz, este deberá incluir obligatoriamente» el punto de la desmilitarización, insistió a su vez el ministro ruso de Exteriores, Sergei Lavrov.

La determinación de Moscú y el alcance de la ofensiva dejaba poco margen para los pasos atrás que los aliados de Ucrania buscan ahora no solo a través de las sanciones y el rearme de Kiev, sino de la presión a la élite económica rusa.

Según la agencia Bloomberg, los 21 rusos más ricos dueños de grandes compañías han perdido ya 71.000 millones de dólares en lo que va de año por la ruptura de lazos económicos y el desplome de sus valores en bolsa. Pero ahora se enfrentan a nuevos castigos. EEUU creó ayer un grupo llamado KleptoCapture, dedicado a investigar y procesar a los funcionarios y oligarcas rusos que violen las sanciones estadounidenses, decomisar yates, aviones o apartamentos de lujo.

En la línea de las medidas aprobadas ya por la UE, amplió las restricciones a más empresarios y a sus familiares, a los que no solo bloquearán cualquier activo que puedan tener bajo jurisdicción estadounidense, sino que además les prohibirán la entrada en EEUU. Washington ya impuso sanciones hace una semana a varios oligarcas cercanos al Kremlin, entre ellos al presidente de Rosneft, la mayor petrolera rusa, Igor Sechin; al director adjunto del mayor banco ruso (Sberbank), Alexander Vedyakhin, y a dos altos cargos de la entidad financiera VTB.

El consejo de dirección de la petrolera Lukoil acusó la presión. «Abogamos por un cese del conflicto armado lo antes posible y apoyamos totalmente su solución por medio de un proceso de negociaciones y medios diplomáticos», afirmó la mayor petrolera privada rusa en un comunicado.

Su presidente, el azerí Vaguit Alekperov, uno de los hombres más ricos del mundo, es considerado amigo personal de Putin y uno de los hombres más influyentes en Rusia. También Roman Abramovich se ha implicado en el conflicto hasta el punto de participar en las negociaciones para el alto el fuego, mientras se ve forzado a vender el club de fútbol Chelsea, eso sí, sin ser alcanzado todavía por las sanciones que Londres estudia con más cuidado que sus declaraciones contra Putin, dadas las conexiones de los oligarcas con el poder británico.

Antes de pedir negociar con Putin, Zelensky había prometido hacer pagar a los rusos todas las pérdidas causadas, para «reconstruir cada edificio, cada calle, cada ciudad». Porque sobre el terreno, el Ejército ruso parece haber reforzado su potencia de fuego para acelerar la toma de ciudades estratégicas. Tras fuertes bombardeos, ayer tomó el control de Jerson, de 290.000 habitantes y cercana a Crimea.

Más al este, en Mariupol, su alcalde acusó a Rusia de sitiar la ciudad y afirmó que los habitantes continúan sin electricidad, agua y calefacción debido a los constantes bombardeos. Este importante puerto en el mar de Azov es clave para que las fuerzas rusas que llegan desde el Donbass, en el noreste, se unan a las que avanzan desde Crimea.

En el otro extremo del país, en el noreste, la gran ciudad de Jarkov, golpeada por las bombas que causaron víctimas mortales el martes y ayer, siguió siendo bombardeada durante toda la noche. Y 200 km al sur, el centro industrial de Dnipro, con un millón de habitantes, se preparaba para un asalto ruso, al igual que en Kiev, donde se escucharon fuertes explosiones durante la noche del miércoles.

Para frenar esos bombardeos, Kiev reclama una zona de exclusión aérea, un paso arriesgado que llevaría a la intervención directa de la OTAN para garantizarlo y a una guerra de impredecibles consecuencias. Más aún cuando el jefe de la Delegación de la UE en Rusia, Markus Ederer, advirtió de que las autoridades rusas debaten sobre la posibilidad de utilizar armas nucleares de forma «táctica».