Beñat ZARRABEITIA

DE KENNEDY A KARIUS, LAS DOS CARAS «RED» ANTE EL MADRID

Liverpool y Real Madrid se enfrentarán por tercera vez en la historia en una final de la Copa de Europa. Las dos ocasiones anteriores, disputadas en 1981 y 2018, se saldaron con un triunfo para cada equipo y contaron con sendos protagonistas destacados. En ambos casos lucían la elástica del conjunto inglés y se desempeñaron con desigual acierto. Se trata del lateral Alan Kennedy a principios de los ochenta y del portero germano Loris Karius hace cuatro años.

1981 fue un año especialmente convulso tanto en el Reino Unido como en el Estado español. El «there is no alternative», en una alegoría del capitalismo más salvaje, de Margareth Thatcher reflejaba el tipo de políticas que aplicarían para afrontar una situación económica y social muy complicada.

A finales de abril, el desempleo superaba los dos millones y medio de personas, la cifra más alta en 50 años. El gobierno negociaba el cierre de 23 minas, mientras que los sindicatos organizaban una gran manifestación para finales de mayo en Londres. Una ciudad en cuyo distrito de Brixton se produjeron graves incidentes debido a la discriminación racial que sufría su población. El conflicto irlandés, por su parte, vivía uno de sus momentos más duros, con el inicio de la huelga de hambre en la que murieron 10 presos republicanos. Mientras tanto, los tabloides se entretenían con el anuncio del compromiso entre el Príncipe Carlos y Diana Spencer.

En lo futbolístico, la temporada también estuvo marcada por los problemas. El fenómeno del hooliganismo se hacía cada vez más notorio, en una deriva que también incluía insultos a los jugadores negros. El título liguero fue para el Aston Villa, un sólido equipo que doce meses después también triunfarían en Europa. Ipswich Town, Arsenal, WBA, Liverpool, Southampton y Tottenham también se garantizaron una plaza continental.

Los reds no vivieron un curso sencillo, ya que pese a triunfar en la Charity Shield –el equivalente a la Supercopa– y la Copa de la Liga, la temprana eliminación de la FA Cup en un derbi ante el Everton supuso un duro golpe para los de Anfield. Desde el banquillo, Bob Paisley dio continuidad al bloque, pero también introdujo a jóvenes como Lee, Whelan o Rush, futbolistas que contarían con un rol protagonista durante toda la década. El quinto puesto liguero no sació el apetito de un equipo que había centrado sus esfuerzos en Europa. Así, tras dejar en la cuneta al OPS finés, el Aberdeen de Alex Ferguson, el CSKA Sofía y el Bayern, el 27 de mayo se plantaron en París para jugar la final contra el Real Madrid.

El conjunto merengue vivía un momento de transición y cierta convulsión. Apenas un mes antes, el gol de Zamora había dado la primera Liga de su historia a la Real en el descuento, mientras Juan Gómez «Juanito» caminaba de rodillas por el antiguo campo del Valladolid dando por hecho que el título era para los blancos. Vujadin Boskov había logrado armar un bloque competitivo que se conoció popularmente como «el Madrid de los Garcías», debido a la proliferación de futbolistas con dicho apellido: García Remón, García Cortés, García Navajas, García Hernández o Pérez García. Otros de los ilustres de aquella plantilla eran Camacho, Del Bosque, Gallego, Santillana, Stielike, Cunningham o el citado Juanito. Entre los que menos jugaba estaba Miguel Ángel Portugal, burgalés de nacimiento y por el que se interesaron Athletic y Real, debido a que había pasado una parte de su infancia en Elgoibar mientras su padre ejercía como Guardia Civil destinado en la localidad gipuzcoana.

Al igual que en el Reino Unido, la situación en el Estado español no era nada sencilla. Prueba de ello eran, la dimisión del presidente Adolfo Suárez, el intento de golpe de Estado del 23F, las acciones de ETA, los episodios represivos como la muerte por torturas de Joxe Arregi en comisaría o el «Caso Almería», la intoxicación masiva por la enfermedad de la colza, el secuestro del barcelonista Quini o el atraco a la sede del Banco Central en Barcelona. Asimismo, apenas cuatro días antes de la final de la Copa de Europa, 15.000 personas acudieron al “Concierto de Primavera”, en lo que se considera como el primer gran acto de la “Movida madrileña”.

De cara a la final, el Liverpool de Dalglish, Souness, McDermott, Hansen, Thompson, Neal o Clemence partía como favorito, pero los ingleses tuvieron que sudar para ganar. De hecho, el gran protagonista fue un jugador destinado a tener un rol secundario como el lateral izquierdo Alan Kennedy, que anotó el único tanto del encuentro. Un papel estelar que se volvería a repetir tres años después en Roma, al lanzar el penalti decisivo que daría otro título continental a los reds. Según contaba Michael Robinson en su libro “Las cosas de Robin”, tras el disparo, en la celebración, «Kennedy reía y reía mientras decía que le había dado con el tobillo».

Errores del guardameta «red»

En la otra cara de la moneda, está Loris Karius. El que fuera portero titular de la escuadra de Merseyside en la final de 2018. Dos graves errores cometidos por el meta germano permitieron al Real Madrid llevarse un encuentro que también estuvo marcado por el agarrón de Ramos a Salah, que sacó al egipcio del partido, o por el espectacular tanto de chilena de Bale. El galés, por cierto, sigue todavía en el cuadro blanco. Aquel partido dejó más que tocado a Karius, que abandonó el césped entre lágrimas y pronto comprendió que su ciclo en Anfield corría serio peligro. La llegada del brasileño Becker le cerró las puertas de la titularidad y provocó su cesión al Besiktas turco y, posteriormente, al Union Berlín. El pasado verano retornó a la disciplina del Liverpool, pero Klopp anunció que no contaría con él, ya que también dispone de otras alternativas como Adrián San Miguel o Kelleher.

La final de 2018 quedó en el recuerdo debido a los fallos de Karius, pero también por el anuncio realizado por Cristiano Ronaldo inmediatamente después del pitido inicial de su intención de dejar el conjunto blanco. Hoy, ambos volverán a medir sus fuerzas, Ancelotti y sus pupilos buscarán la decimocuarta Copa de Europa, mientras que los reds intentarán prolongar la hegemonía continental del fútbol inglés, sumar la segunda orejona a las órdenes de Klopp y la séptima en total.