JUN. 22 2024 AZKEN PUNTUA Argentina, un tango y una carta Amparo LASHERAS Periodista Cambalache”, uno de los tangos más célebres, fue prohibido por dos dictaduras, la de 1943 y la de 1976, y lo han cantado desde el mítico Gardel hasta Aute o Caetano Veloso. Lo compuso Santos Discépolo en 1934, en una época de mucha desesperanza para Argentina. Dicen que su mensaje encaja en todos los tiempos. «Todo es igual, nada es mejor... los inmorales -dice− nos han igualao...». Un trocito de canción popular que basta para describir a cualquier gobierno asociado a la ignominia. No sé si Javier Milei tendrá ya un tango para él solo, pero este le puede valer. La semana pasada, la parte más dolida del pueblo argentino salió a la calle para rebelarse contra las políticas ultraneoliberales de Milei. Además de humillados, los jubilados, mujeres y jóvenes que reclamaron sus derechos fueron golpeados, detenidos y encarcelados. «Estoy haciendo el bolso con la muda de ropa para llevarte a la cárcel de Ezeiza -escribía Néstor a su compañera Camila− Acá en este limbo en que nos dejaron los acontecimientos... estamos desarraigados, tirados en la tierra, entumecidos por el dolor, alienados de angustia...». Solo es una carta, unas palabras, lo sé, pero así empieza la larga tristeza de los pueblos cuando los inmorales nos igualan. La pobreza, el sufrimiento y la represión son ya muy grandes en Argentina.