Censura y convivencia

Solo conocía al grupo musical navarro Raimundo el Canastero por una canción suya hecha en colaboración con La wera: “Bizitzeko gogoa”, una preciosa versión de “Alegría de vivir” de Ray Heredia. Y, de repente, a partir de la protesta por la ubicación de las txosnas en las fiestas de Lizarra, he podido leer no sé cuántos comentarios sobre su tema “Beef d’Alda”, relacionado con la alcaldesa de UPN de esa localidad, Marta Ruiz de Alda. La última noticia, la semana pasada: el rechazo a una moción de UPN en el Ayuntamiento de Tafalla, donde forman gobierno EH Bildu, Zurekin Nafarroa, Geroa Bai e IT, pidiendo que se rescindiese el contrato al grupo musical por el contenido ofensivo y machista de la mencionada canción. Hasta tal punto había llegado el enfado de UPN que el cantante del grupo fue llamado a declarar por proferir supuestas amenazas de muerte contra la alcaldesa. En la canción aparecen frases como «Mátala», «Deshazte de ella» y otras como «¡Quema el ayuntamiento!» El gobierno municipal se ha desmarcado del contenido de la canción pero no se ha cancelado la actuación del grupo musical.

Raimundo el Canastero ha defendido la ironía y el humor del tema, que considera una expresión de la rabia de la juventud. No tengo motivos para achacarles una intención perversa y me parece un tanto ridículo considerar la canción una amenaza de muerte. Pero he oído hablar mucho en contra de la censura que exige UPN, de su estrategia política que tiende a resquebrajar la convivencia y no he leído una sola palabra sobre la conveniencia o la legitimidad moral de este tipo de letras. ¿Se puede decir cualquier cosa en nombre de «la rabia de la juventud»? ¿O justificar frases veladamente machistas o vandálicas?

La política de UPN no contribuye a la construcción de la convivencia en Navarra. ¿Y este tipo de canciones sí lo hace? No defiendo la censura ni quiero hacer de abogada de UPN. Pero yo también me habría enfadado si hubiera sido la alcaldesa de Lizarra.