OCT. 09 2014 EDITORIALA El verdadero peligro es la actitud unionista EDITORIALA En el comienzo del juicio contra los cinco «arrantzales» que poco antes del lanzamiento del chupinazo de los sanfermines de 2013 desplegaron una gran ikurriña frente a la casa consistorial de Iruñea, los acusados aseguraron algo que millones de personas en todo el mundo vieron en directo aquel día: que aquella acción no creó ningún tipo de peligro. Este juicio pretende ser una especie de desagravio por la esperpéntica situación que supuso la decisión de retrasar 20 minutos el lanzamiento del cohete, una decisión tan poco afortunada como la obsesión que llevó al alcalde a tomarla. Un ridículo a escala planetaria que pretenden remediar, similia similibus curantur, con un proceso igualmente ridículo. Cualquier otro objeto de dimensiones similares o incluso mayores frente al balcón consistorial no habría siquiera molestado al alcalde y al resto de representantes unionistas presentes y, por supuesto, no habría impedido el lanzamiento del chupinazo a su hora, al igual que nada lo impedía aquel día, excepto la inquina hacia la ikurriña y lo que ese símbolo representa. Un odio que ciega al unionismo hasta el punto de descuidar las formas, como demuestra la resolución del TSJN que revoca la sentencia condenatoria contra el Ayuntamiento de Goizueta por colocar la ikurriña en la casa consistorial junto a un lema que reivindicaba la palabra para Nafarroa, debido a que el Gobierno de Nafarroa no había requerido previamente la retirada de la ikurriña y la pancarta. Muchos de los problemas actuales de Nafarroa se derivan de la actitud de su Gobierno, y la creación de la Ley de Símbolos para perseguir una bandera con la que se identifica gran parte de la sociedad navarra no es sino una muestra de esa actitud que roza lo enfermizo. Ese proceder del unionismo choca además contra toda lógica social, cultural, histórica y democrática, y se rige por una mentalidad que identifica ley con prohibición, persecución y limitación de derechos y libertades. Y eso sí supone un verdadero peligro.