ALAVÉS-ZARAGOZA

El Alavés tendrá que hacer frente a las lesiones, a sus pobres resultados en Mendizorrotza y a un rival enrachado en un encuentro que, a priori, se prevé seriamente complicado para los de Alberto López. Desde que a mediados de enero sucumbiese en el estadio de Gran Canaria, el Zaragoza lleva sin conocer la derrota por espacio de cinco jornadas, con cuatro victorias y un último empate en Sabadell.

Tampoco es que la escuadra albiazul le ande a la zaga -cuatro encuentros consecutivos lleva imbatido-, aunque sus resultados han sido bastante menos provechosos, dado que en esa racha solo acumula un triunfo -el cosechado frente al Leganés-, de ahí que sus apreturas sean mayores que las de los maños, quienes aspiran a seguir conservando uno de los puestos que da lugar a la disputa del play-off de ascenso.

Las pretensiones del Alavés son, de momento, bastante más modestas. A cuatro puntos de los puestos de la quema, su objetivo consiste en eludir un nuevo tropezón en propio feudo que le complique la existencia y evitar que su parroquia vuelva a pasar por otro disgusto. No lo tendrá sencillo ante un adversario que sabe a lo que juega y que se adapta a las circunstancias, como ya demostró hace menos de dos semanas en El Sadar.

Beobide, último en caer

Para el choque, Alberto López no ha tenido opción de seleccionar a los mejores, ya que dispone de los futbolistas justos para completar la convocatoria. La plaga de lesiones que asola al cuadro arabarra se cobró una última víctima el pasado miércoles en la persona de Jagoba Beobide, que sufre una rotura de fibras en el aductor.

Los problemas del técnico irundarra, en todo caso, se ciñen sobre todo a la línea defensiva, una constante que se ha venido manteniendo en las recientes semanas. De nuevo, solo cuenta con cuatro hombres específicos para conformar la zaga, si bien en esta ocasión recupera la presencia de Unai Medina, que formaría en su posición habitual de lateral derecho.