Lo hecho y lo que está por hacer. Sobre lo uno y lo otro habló ayer Ernesto Valverde en Lezama, y el técnico aprovechó para, enderezada la temporada tras los últimos buenos resultados, defender su trabajo, sostener que el equipo no ha cambiado tanto por un par de triunfos de campanillas y dejar claro que «no está todo hecho», es más, «tenemos cosas que decir en la Liga y las queremos decir». Ese séptimo puesto que se otea en el horizonte es el reto, con la final copera en la lejanía. Y sin olvidar que todo pasa, primero, por Vigo, sin Mikel Rico ni Gurpegi, la duda de Iraola y la pronta vuelta de Iturraspe como buena nueva.

«Hemos cambiado mucho menos de lo que parece, lo que pasa es que cuando pierdes, el ruido es intenso, cuando ganas, también, y las distancias entonces son enormes. Dos partidos pueden cambiar dinámicas. Pero se tiende a exagerar y yo digo que si estamos aquí ahora es porque algo habremos hecho antes bien», reflexionó el entrenador rojiblanco para insistir en un discurso en el que se reafirmó en más de una respuesta. «El equipo no ha cambiado demasiado por estas victorias. Parece que sí pero tengo la sensación que no tanto», reiteró.

Nadie duda de que la temporada del Athletic ha pecado de irregular. El propio técnico, antes de jugarse el pase a la final de Copa en Barcelona, dejó claro que clasificarse no salvaría toda una campaña, que ésa se valora desde el inicio hasta su término. «No hemos mostrado regularidad», asumió ayer, aunque tampoco buscó flagelarse. Al contrario. Para argumentar que el equipo no ha cambiado tanto en dos o tres semanas, comparó el encuentro ante el Madrid con el perdido ante el Atlético, donde a su juicio se jugó similar. Y respecto a ese poso agrio que arrastra la temporada lo achacó a «cuatro o cinco resultados en cuanto a juego que nos han ensuciado bastante la trayectoria, más allá de otros que se hayan perdido... Como ante el Elche, el Córdoba, el Granada, el BATE... No se jugó nada bien y eso nos ensució», justificó.

Valverde mira hacia atrás y confía en haber aprendido de todo eso. «Espero que a la tercera sea la vencida», dijo sobre los dos bajones vividos en el juego del equipo. «La primera vez -allá en noviembre- nos pilló de sorpresa, la segunda fue más inesperada porque parecía que habíamos aprendido de la anterior y en ésta estamos sobre aviso. Tenemos alicientes como para no bajar el pistón», deseó.

A ello ayudan los buenos resultados y la presencia de no uno sino varios objetivos. El primero, «sumar esas tres victorias que nos faltan para alejarnos de abajo», después «mirar adelante y si podemos llegar al séptimo, nueve puntos de desventaja a falta de doce partidos», y, en lontananza, llegar lo mejor posible a esa final de Copa. Hasta entonces, «tenemos cosas que decir», avisó, y lo más inmediato ante un Celta frente al que espera un partido «abierto en cuanto al resultado». Será fácil que el joven Williams o incluso Unai López tengan minutos. «Tengamos tranquilidad con los canteranos. Desde fuera estamos muy ávidos de gente nueva, pero tienen que asentarse, porque no es sencillo», sugirió el entrenador sobre los cachorros.