Pablo González

Las elecciones oficializan la ruptura entre Kiev y el Donbass

Los comicios celebrados con una semana de diferencia en Ucrania han confirmado en el poder a los mismos líderes en ambos bandos. El tándem Poroshenko-Yatsenyuk seguirá en Kiev, mientras que en Donetsk y Lugansk el hombre fuerte será Zajárchenko. Ello da pie a la continuación del conflicto.

Un prorruso observa la posición el Ejército ucraniano. (Dimitar DILKOFF/AFP PHOTO)
Un prorruso observa la posición el Ejército ucraniano. (Dimitar DILKOFF/AFP PHOTO)

El 26 de octubre Ucrania celebró elecciones parlamentarias que dieron la victoria al partido del primer ministro, Arseniy Yatsenyuk, seguido muy de cerca por el partido del presidente, Petro Poroshenko. Mientras, en las elecciones presidenciales y parlamentarias celebradas en Donetsk el ganador fue el hasta ahora primer ministro Aleksandr Zajarchenko y su partido, República de Donetsk. Ambos resultados suponen en mantenimiento de la política llevada a cabo en ambos territorios.

Estos resultados ponen todas las bases necesarias para seguir con el enfrentamiento que comenzó de facto a mediados de abril cuando los territorios del Donbass demandaron mayor autonomía respecto a Kiev. La voluntad popular ha elegido una línea continuísta, con ayuda de una falta real de alternativa política, sobre todo en Donetsk y Lugansk. Los mismos dirigentes que comenzaron la guerra van a seguir al frente sin que antes se haya solucionado lo más mínimo el conflicto.

La retórica tanto de Poroshenko y Yatsenyuk, como de Zajarchenko y los suyos, incluso se ha radicalizado. Especialmente la de los rebeldes del Donbass. Por lo tanto, la ruptura y la falta de interés por el diálogo se ha hecho oficial tras una semana de comicios. Ni unos ni otros van a tender la mano para acabar con los enfrentamientos que ya han costado miles de víctimas y han dinamitado la economía de unos y otros.

La elección de Ucrania. En el caso del Gobierno de Kiev, pocas eran las posibilidades reales de que el poder establecido tras la caída del Ejecutivo de Viktor Yanukovich cambiara. Solo unos matices podían alterar el rumbo político del Gobierno, sin importar realmente los componentes. La elección de la vía de integración europeísta les deja a los gobernantes poco margen de maniobra real. Tienen una economía maltrecha, y con años duros por delante, ya que parte de la industria se ha perdido (en Crimea y Donbass), destruido (Donbass) o dejado de funcionar por falta de órdenes. Su mayor socio económico, Rusia, es ahora prácticamente su enemigo número uno.

El Estado necesita una financiación que solo le pueden proporcionar sus socios occidentales. Por eso, debe seguir su dictamen reformador. Además tiene que intentar lidiar con el en otros tiempos uno de los motores económicos del país, la región del Donbass, que está ahora militarmente enfrentada con el Gobierno central. Por si esto fuera poco, las elecciones han vuelto a mostrar que el poder oligárquico responsable de parte importante de la grave situación existente hoy sigue activo.

Los ofrecimientos de Kiev a los rebeldes, en forma de diferentes modalidades de estatus especial, han caído en saco roto. Donetsk y Lugansk simplemente han ignorado las propuestas. La campaña militar emprendida por las fuerzas ucranianas ha sido un desastre. Si bien se han recuperado algunos territorios que al comienzo de las operaciones estaban en manos rebeldes, como Slovyansk o Kramatorsk, ya se han perdido otros como la salida al mar Negro por Novoazovsk o el control de la frontera con Rusia en esa región.

Sin embargo la mayor derrota para Kiev ha sido la de la opinión pública del Donbass. Antes del comienzo de las hostilidades no eran demasiados los partidarios de las ideas secesionistas. Donbass no era Crimea, en su apoyo masivo a la idea nacional rusa. Los bombardeos, saqueos y, sobre todo, las víctimas civiles han decantado ahora a la gente que queda en el Donbass y a la mayor parte de los refugiados, los que están en Rusia, en contra de Kiev. La sola idea de vivir en un Estado unido ucraniano se ha vuelto utópica.

La elección del Donbass. Por lo tanto, no puede sorprender la elección que ha hecho la gente que ha votado en las elecciones parlamentarias y presidenciales en Donetsk y Lugansk para elegir a los líderes de ambas repúblicas populares, como se autodenominan. La continuidad de los dirigentes que, con gran ayuda material rusa, han evitado que Kiev tome por completo el control de los territorios se antoja lógica. Aunque hay que mencionar que sobre el terreno no había una elección real como se entiende tradicionalmente.

Todos los candidatos partían casi con el mismo programa. Unas promesas electorales de desarrollo económico que son imposibles sin la continuación de la guerra hasta la reconquista completa de toda la región del Donbass en sus fronteras pre conflicto. De otra forma, todos reconocen que como Estado independiente el proyecto sería inviable. Toda esa base económica orientada hacia Rusia, potencialmente sí puede garantizar a Donetsk y Lugansk los ingresos necesarios a base de impuestos como para ser estados independientes, pero la sola reconstrucción y reactivación económica no será posible sin la ayuda rusa, y aun así hace falta tener bajo su control más terreno con sus infraestructuras.

Por lo tanto, la prolongación del conflicto armado se antoja inevitable desde el punto de las aspiraciones económicas de los dos bandos. Si se llega a un estado de conflicto congelado se evitarán las muertes, pero se garantizará un pésima situación económica para las dos partes a muy largo plazo.