El Partido Republicano cierra filas con el trumpismo tras la investigación a Trump
La investigación abierta sobre el expresidente Donald Trump por llevarse documentos clasificados de la Casa Blanca ha polarizado aún más la política de EEUU a menos de tres meses para unas elecciones de medio mandato clave, y ante las que el trumpismo muestra su fuerza en el Partido Republicano.
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, ha calificado este sábado de «peligrosa» e «irresponsable» la postura de los republicanos, que han denunciado una persecución política detrás del registro ejecutado por el FBI el pasado lunes en la mansión de Donald Trump en Florida.
En declaraciones a la prensa en Oakland, Harris ha reivindicado que los agentes del FBI hacen «un trabajo muy importante» y ha condenado que los republicanos hayan asumido «una retórica que expone a las fuerzas del orden».
Buena parte de los líderes del partido republicano han cerrado filas con el expresidente, Donald Trump, ante la investigación del FBI por supuestamente violar la ley de Espionaje y llevarse documentos secretos de la Casa Blanca.
A pesar de que algunos de ellos se habían distanciado de Trump tras las denuncias de fraude con las que Trump cuestionó la victoria electoral de Joe Biden, el partido se ha unido en torno al trumpismo ante la cita electoral de noviembre, en la que se juega el control del Congreso, una polarización que podría encender también los ánimos más ultras como ya sucedió en el asalto al Capitolio.
Sobre todo si se confirman las encuestas que señalan que los demócratas, hasta ahora en posición perdedora, están recortando distancias.
Entre los que ha apoyado a Trump se ecuentra el que fuera su vicepresidente, Mike Pence, que podría ser su rival en las primarias republicanas pero se ha sumado al bloque del partido que ha criticado la operación del FBI.
Muerto un hombre armado que intentó entrar al FBI
Un hombre fue abatido el jueves al intentar entrar armado en la sede local del FBI en la ciudad de Cincinnati (Ohio), un incidente que los demócratas han vinculado a las críticas vertidas por los republicanos en contra de la actuación policial en la casa de Trump.
El registro del FBI tuvo lugar el lunes en la mansión de Mar-a-Lago que tiene el expresidente en Florida, donde los agentes buscaban documentos clasificados que Trump se habría llevado ilegalmente al dejar el cargo.
La Casa Blanca sostiene que se trata de una investigación independiente llevada a cabo por el Departamento de Justicia y que el presidente, Joe Biden, se enteró por la prensa de la redada.
Pero los republicanos y el mismo Trump han denunciado una persecución política de cara a las elecciones intermedias de noviembre, en las que los demócratas podrían perder la mayoría en el Congreso.
Ante el revuelo generado, el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, pidió al juez que publicara la orden de registro de la mansión, algo que Trump no objetó.
Tres delitos
En la orden, revelada el viernes, se indica que al expresidente se le investiga por la posible comisión de tres delitos: violación de la Ley de Espionaje, obstrucción de la Justicia y destrucción de documentos, que, en caso de condena, podrían conllevar desde multas hasta penas de prisión e inhabilitarle para ocupar cargos políticos.
Por su parte, el inventario de lo requisado por el FBI muestra que entre la documentación figuran veintiséis cajas etiquetadas cada una con un número, así como varias carpetas de documentos y fotos con las etiquetas de «alto secreto» o «confidencial».
Entre ellas aparece un documento bajo el título 'Presidente de Francia' y otro sobre la petición de indulto de Roger Stone, confidente de Trump, así como numerosos documentos confidenciales sin descripción.
La orden aprobada por el juez de Palm Beach Bruce Reindhart fue firmada el 5 de agosto, tres días antes de la redada, y daba al FBI de plazo hasta el 19 de este mes para efectuar el registro.
En dicha orden figura lo que el FBI podía requisar: cualquier documento o caja con marcas de «clasificado», cualquier indicio de transmisión de datos o información sobre seguridad nacional y cualquier archivo presidencial creado entre el 20 de enero de 2017 y el 20 de enero de 2021, los cuatro años de mandato de Trump.
También podían buscar cualquier prueba de destrucción de documentos de la Presidencia.
Trump se defendió en su propia red social, Truth, al asegurar que «en primer lugar, todo estaba desclasificado. En segundo, no necesitaban 'incautarse' de nada. Lo podrían haber conseguido en cualquier momento, sin hacer política ni entrar en Mar-a-Lago. Todo estaba en un almacén seguro. (...) Lo único que tendrían que haber hecho era preguntar».
Además acusó al expresidente Barack Obama (2009-2017) de haberse llevado también millones de documentos al dejar la Casa Blanca, algo que desmintió la Administración de Archivos Nacionales en un comunicado en el que afirmó que el exmandatario demócrata entregó la documentación tal y como establece la ley.
La ley obliga a los presidentes estadounidenses a transmitir la totalidad de sus correos electrónicos, cartas y otros documentos de trabajo a los archivos del Estado.
La investigación es la primera de este tipo contra un expresidente.
Trump conserva aún un fuerte control del Partido Republicano y cuenta con presentarse como candidato a la Presidencia en 2024.
La pasada semana, en varias contiendas de las elecciones primarias del partido se han impuesto los candidatos que cuentan con el apoyo del expresidente- De los 10 representantes republicanos que votaron contra Trump en 2021, sólo dos optarán a la reelección, a falta de lo que ocurra con la representante por Wyoming Liz Cheney.