Joseba Asiron Saez
Doctor en Historia del Arte. Alcalde de Pamplona/Iruñeko alkatea

A vueltas con la barandilla de Beloso

1. Antecedentes.

El 21 de diciembre de 2023 la entonces alcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola, adjudicaba de forma definitiva el proyecto de construcción del corredor sostenible de Beloso. De este modo, a siete días de hacerse efectiva la moción de censura que la apearía de la alcaldía, Ibarrola culminaba un proceso consagrado por ella misma con la licitación de la dirección de obra, que había firmado el 23 de octubre de 2023, y que había sido iniciado por su predecesor Enrique Maya con la firma del convenio correspondiente, el 3 de abril de 2023.

Así pues, tal y como hemos señalado en numerosas ocasiones, el nuevo gobierno municipal de Pamplona se encontraba, a su llegada a la alcaldía, un proyecto diseñado, conveniado, licitado y adjudicado bajo gobiernos municipales de UPN. Un proyecto cerrado y en la práctica irreversible, puesto que su renuncia hubiera supuesto el riesgo de pérdidas millonarias para la ciudad, además de consecuencias legales impredecibles.

Y a pesar de todo lo que se ha escrito al respecto, lo cierto es que el proyecto que heredó la actual alcaldía incluía, de manera expresa, la tala de los árboles de la cuesta, así como la retirada de la actual barandilla y su sustitución por una nueva. Los documentos manejados por el equipo de Cristina Ibarrola demuestran que habían descartado el modelo tradicional de barandilla, decantándose por el modelo empleado en el entorno de la Cuesta de Labrit, lo que denominaban «alternativa 3», es decir barandilla simple sin escudo de Pamplona.

2. El valor de lo cotidiano

En el debate sobre el diseño y la conservación de las ciudades, no son pocos los autores que ponen hoy el acento sobre el patrimonio menor de los conjuntos urbanos, los elementos más sencillos y menos llamativos de los mismos. Según estos autores, palacios, iglesias y catedrales simbolizarían los hitos extraordinarios de la historia de la ciudad, mientras que la arquitectura civil y el mobiliario urbano tradicional representarían lo cotidiano, el modus vivendi de los ciudadanos a través de los siglos, y constituirían consecuentemente los elementos más propios y personales de cada ciudad.

Si aplicamos lo hasta ahora expresado al caso pamplonés, no cabe duda de que, más allá de las «joyas» arquitectónicas, surgidas en esencia de la arquitectura religiosa de raigambre gótica y de los conjuntos palacianos del Barroco, lo que da verdadera personalidad al Casco Histórico son las alineaciones de viviendas que, sin tener un valor intrínseco y específico, dan carácter a Pamplona a través de su personalísima variedad cromática, y su riqueza y diversidad de diseños, alturas y volúmenes. El valor de la arquitectura civil pamplonesa, diríamos, no radicaría tanto en los ejemplos concretos sino el su conjunto, y por ello dicho conjunto constituye una categoría que hay que poner en valor y preservar.

Otro tanto ocurre con el patrimonio menor y el mobiliario urbano de la ciudad. Durante demasiado tiempo los gestores municipales han venido despreciando ese patrimonio menor de Pamplona, en aras a priorizar elementos más modernos (también, seguramente, más fácilmente adaptables a los «códigos técnicos» del momento). El trato dado en las últimas décadas al adoquín dieciochesco del casco histórico pamplonés, así como a farolas, bancos y a las personalísimas «fuentes del león», constituyen probablemente ejemplos en los que no hace falta insistir demasiado. Y el último capítulo de esta deriva ha venido dado, precisamente, por las barandillas tradicionales con el escudo de Pamplona que pueden aún encontrarse en varios puntos de la ciudad. Un elemento propio e irrepetible, de los que dan personalidad y carácter a Pamplona, y que, tal y como hemos dicho más arriba, se pretendía eliminar de la cuesta de Beloso. El hecho de que hayan sido muchas las personas que han reaccionado, de manera pública o privada, a la citada pretensión, denota una sensibilidad ciudadana para con el patrimonio que, en no pocas ocasiones, va por delante incluso de la de la clase política.

3. Planes de conservación.

Con las premisas hasta ahora expresadas, no sorprenderá saber que, con la llegada de los nuevos gestores municipales, tras la moción de censura del 28 de diciembre de 2023, la mirada se pusiera de forma inmediata sobre la barandilla antigua de la cuesta de Beloso.

El problema arrancaba de la propia normativa, toda vez que el código técnico marca unos parámetros muy concretos (altura, distancia entre barrotes...) que la antigua barandilla no cumplía. Y, consecuentemente, en el momento en que se hiciera una obra o intervención relevante, la norma obligaba a cambiarla entera. Es por ello que, casi de inmediato, se comenzaron a estudiar las opciones que permitieran preservar los elementos más destacados de la misma, singularmente el escudo de Pamplona (león pasante con corona real).

La opción finalmente adoptada pasa por recuperar el motivo central de las barandillas, es decir, el escudo y las volutas curvas del enmarque, e insertarlo en series de barrotes nuevos que cumplan con las características y medidas que marca la ley. Se tratará de las piezas originales de la antigua barandilla, debidamente restauradas y devueltos los colores originales (color verde «Pamplona» para volutas, plateado para el león y dorado para la corona real).

De este modo, este antiguo elemento del patrimonio menor de Pamplona seguirá formando parte del paisaje urbano de la vieja Iruñea, conforme a unos criterios de conservación hacia los que, afortunadamente, existe una conciencia y un compromiso creciente entre la ciudadanía.

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