Hace dos semanas justas me encontraba junto a varios centenares de paisanos y de ciudadanos bretones rodeando la cárcel de mujeres de Rennes en la movilización para exigir la excarcelación de Lorentxa Guimón.

Curiosidades de la vida, dicha prisión se encuentra en la calle del Alma. ¡Vaya!, me dije para mis adentros, y el tema se quedó ahí. Pero este mismo martes, cuando por fin Lorentxa salió, el nombrecito de marras me empezó a dar vueltas en el bolo (¡jo!, otra vez enzarzada en el reboliko.com).

Obviamente, denominaciones raras para algunas cosas haberlas, haylas, también en el inhumano universo carcelario. Sirvan de ejemplo la cárcel parisina de La Santé (salud). que por cierto está en plenas obras de reconstrucción, o la Modelo de Barcelona, esta en proceso de derribo.

He intentado documentarme sobre la etimología de la rue de l’Alma, pero no he sacado nada en claro porque puede tener varias acepciones (nombre toponímico, batalla de Crimea, nombre propio, manzana en tártaro o en ucraniano, variante para denominar a María en la religión cristiana…).

No sé si tendrá que ver algo o no con el «alma», esa entidad abstracta donde se dice está ubicada la humanidad, la espiritualidad, el raciocinio, la capacidad de sentir y pensar… vamos, lo que, al parecer, nos hace diferentes y superiores (¿?!!) a los animales. Si es así, desde luego no define muy bien el espacio penitenciario al que me refiero y en el que muchas almas de mujeres, entre ellas la de nuestra conciudadana, han tenido que padecer los procederes de un sistema desalmado. Ongi etorri etxera, Lorentxa!