Destivelle: «En el Eiger me sentí alpinista»
Catherine Destivelle tuvo la sensación de ser alpinista después de alcanzar la cima del Eiger por la cara norte, una proeza en solitario que le llevó a convertirse en la primera mujer en tocar la cumbre de esta peligrosa montaña de los Alpes suizos.
Destivelle (Orán, Argelia, 1960) afirma que es de la ascensión de la que se siente más orgullosa. La coronó en solitario en marzo de 1992.
Fueron 17 horas de ascenso en una pared helada de 1.500 metros de altura, pero la montañera francesa afirma que no se sintió «pionera». Destivelle, que visita Huesca para participar en el Banff Mountain Festival on Tour, asegura que su pasión por el montañismo se despertó cuando era muy pequeña, con las verticales y aéreas imágenes de Gaston Rebuffat en las paredes de los Alpes. Una cosa llevó a la otra, y de los grandes bloques de piedra donde empezó a dar sus primeros pasos en la escalada pasó a las paredes de las montañas alpinas.
De su pasión por la montaña lo que más le gusta es «la libertad de actuar como uno lo siente en ese momento, porque allí no hay reglas», aunque admite que una vez alcanzada la cumbre la emoción más urgente es «volver cuanto antes a casa». Cerca de cumplir 56 años, la alpinista admite que aún tiene «algún reto pendiente», aunque prefiere no desvelarlo.
Respecto a las ascensiones turísticas en el Himalaya dice tener amigos que se dedican a esto. Una parte de ellos, aunque lo critica, lo hace «porque es su forma de vida». Y se muestra convencida de que la situación «no tardará en cambiar» y serán los sherpas los encargados del negocio como «es normal».