Todos queremos más
Así reza la canción popular, que refleja el estado de ansiedad natural del ser humano en nuestros tiempos. La canción me ha venido a la cabeza a raíz del nacimiento de IRUINDARRA NAIZ, que nos ha provocado la sensación en el estómago de un 6 de julio cualquiera: los nervios del comienzo de algo que sin ser nuevo cada vez es diferente, las expectativas de qué nos deparará el encierro emocional que son unas fiestas, la euforia comunitaria, las ganas de beber y fumar… Y es que en el pobre de mí se suele cantar esa canción, aunque el cuerpo no dé a esas alturas ni para beber un mosto ni para un vapeo sabor manzana.
Nada más anunciar el lanzamiento del nuevo apartado de NAIZ hemos recibido los primeros feed-backs, algunos positivos y otros más cansos que una cuadrilla de veinte personas pidiendo una ronda de una en una en un bar de Jarauta. «¿Por qué sí en Iruñea y no en X?», «¿por qué no Nafarroa y sí Iruindarra?», «¿por qué Iruindarra y no Gorairuneatarroketabaitanireamatxiere?»… Hemos elegido Iruñea por ser ciudad y capital, por el cambio, por la configuración de nuestra redacción, por la competencia, por nuestros medios y nuestros fines.
Como pamplonautas, conocemos la sensación de querer más el día 14. Pero acabamos de lanzar el txupinazo virtual y, sinceramente, creemos que hoy toca gritar «Carpe Diem!». Estamos experimentando, exprimiendo nuestras limitadas fuerzas como la naranja de un zurrakapote. Aceptamos críticas, faltaría más. También ayuda, claro. No mendigamos cariño, pero no nos va el rollo posesivo. Haremos más, quizás, pero por ahora, hagamos bien.