En una nueva muestra de la poca fe que las distribuidoras españolas tienen en su propio público, nos llega una de esas traducciones que, si bien atentan contra la obra de arte a la que supuestamente representan, sí que al menos nos sirve para hacer un retrato robot mental de lo que estamos a punto de digerir. La versión original nos habla de “Asphalte” (o sea, “asfalto”); el título en nuestro mercado responde a “El club de los corazones rotos”. Puro marketing para principiantes: por lo visto, al espectador desinformado hay que explicarle de qué va el asunto desde que pone los ojos en él.

Para bien o para mal, esto es lo que ofrece el nuevo film de Samuel Benchetrit. En un gris y desolador bloque de apartamentos, una serie de personajes, a cada cual más variopinto, descubre que lo único que les une los unos con los otros es la soledad que les atenaza... así como la necesidad de encontrar y compartir el amor. A medio camino entre el drama romántico y la comedia marciana, la película es también una buena ocasión para que la industria francesa luzca star system.