11 DIC. 2017 ELECCIONES BAJO EL 155 CARAS NUEVAS Y CANDIDATURA CORAL, LA NUEVA REMESA DE DIPUTADOS DE LA CUP FIEL AL COMPROMISO DE RENOVAR GRUPO PARLAMENTARIO LEGISLATURA A LEGISLATURA CONTRA VIENTO Y MAREA, LA CUP APROVECHÓ AYER EL ACTO CENTRAL DE LA CAMPAñA EN BARCELONA PARA VESTIR DE LARGO Y PRESENTAR AL GRAN PÚBLICO A LAS QUE SERÁN SUS CARAS MÁS VISIBLES EN LA PRÓXIMA E INCIERTA LEGISLATURA. QUÉDENSE CON SUS NOMBRES. Beñat ZALDUA La CUP sigue siendo, en gran medida, un objeto político no identificado para el gran público. Qué decir de los analistas políticos, que no acaban de entender el funcionamiento de un espacio político que, pase lo que pase, ya sea ante unas elecciones plebiscitarias o ante unas impuestas, cumplen con la promesa de renovar grupo parlamentario a cada legislatura. En las páginas del periódico señor de Catalunya, “La Vanguardia” los bautizaron hace tiempo como fraticelli, en referencia a la corriente franciscana que en el siglo XIV llevó hasta el extremo el voto de pobreza. Algo de razón llevan. Ayer, en el pabellón de la Val d'Hebrón celebraron el acto central de la campaña. Todavía faltan 11 días para el 21D, pero la idea de adelantar el acto central al primer fin de semana –el resto de partidos lo hará el fin de semana siguiente– tiene su sentido: logran así la cuota de pantalla que los medios acostumbran a negarles en el debate de la Sexta fueron los únicos en no ser invitados–, y dan visibilidad a unos candidatos que, en general, muchos de sus potenciales votantes ni siquiera conocen. Quédense con sus nombres. Carles Riera. Cabeza de lista. Militancia de piedra picada y larga trayectoria, conexión con el independentismo de los años 80. Sabe qué es estar en el Parlament, donde entró comenzada ya la anterior legislatura –por eso repite–. Los mítines no son su fuerte, pero gana en la distancia corta. No le viste el tono categórico y tajante de un acto electoral, pero ayer dejó claros los pilares de la formación para la próxima legislatura: «Somos la llave para que el independentismo tenga mayoría absoluta en el Parlament, con una hegemonía de izquierdas». Y añadió: «¿Olvidaremos el 1-O? ¿Renegaremos del poder popular? ¿Volveremos al autonomismo? ¿Pediremos diálogo a las porras? ¿Apelaremos a la bilateralidad derrotista? La CUP va a las urnas para ejercer el mandato del 1-O». Queda dicho. Que nadie se haga el sorprendido si luego no dan su apoyo al primero que pase por su puerta. Maria Sirvent. Número dos por Barcelona. Juventud desde uno de los municipios con una de las CUP de mayor dinamismo, Terrassa, donde es concejal. Su desempeño como diputada es una incógnita. Ayer fue su primer gran acto y se le vio algo agarrotada, pero soltarse parece cuestión de tiempo. Buscó el cuerpo a cuerpo, sin embargo, tanto con Esquerra –«señora Rovira, ¿seguirán siendo la muleta de la antigua Convergència?»– como con los comuns –«no se engañe, su agenda social no es posible en el autonomismo»–. Eso sí, las collejas desembocaron en una mano extendida: «Caminemos juntas y hagamos realidad una república que rompa con la herencia del franquismo y sea fruto de la voluntad popular». El escenario deseado por la CUP, al descubierto: tripartito de izquierdas sin el PSC para echar a andar la República proclamada el 27 de octubre. No ocurrirá, por lo que a partir de aquí tocará seguir haciendo equilibrios y lidiando contradicciones. Segunda fila a punto Vidal Aragonés. Número tres por Barcelona. Abogado laboralista; conciencia y discurso de clase. En cierta medida, un activista de los años 70 trasladado a un escenario de 2017. Eje social y económico por encima del nacional para compensar la sobredosis de procés. Sí, ya sabemos que lucha social y lucha nacional son las dos caras de la misma moneda, pero al lanzarla al aire uno de los lados siempre quedará boca abajo. Ayer enumeró algunos de los «decretos de la dignidad» que la CUP lleva en su programa, desde la expropiación de viviendas vacías a los bancos rescatados hasta la fiscalidad justa, y el plan de choque contra la violencia machista. Más que un programa electoral, una promesa de lucha. A Aragonés lo veremos en los debates económicos que se puedan abrir tras el 21D. Natalia Sànchez. Cabeza de lista por Girona. Tras horas y horas de negociaciones y asambleas, da el salto desde la cocina del secretariado nacional al grupo parlamentario. Formada en la escuela de Òmnium, está bregada en negociaciones complejas, y ha sido tenido un papel destacado en la interlocución de la CUP con el resto de partidos soberanistas. Será pieza importante, más en los pasillos del Parlament que en el pleno mismo, quizá. Apuesta, además, por una CUP de altura: «Venimos a darlo todo, queremos que pasen cosas y sabemos qué es gobernar, en ayuntamientos pequeños, pero también en dos de las grandes ciudades del país», en referencia a Badalona y Sabadell. ¿La CUP en el gobierno? Un escalofrío recorre la zona alta de la capital catalana. De la terna de candidatos, también hablaron ayer la cabeza de lista por Lleida, Mireia Boya, que repite igual que Riera y que incorpora el perfil más cercano a Esquerra. En el extremo opuesto, la concejal en Barcelona Maria Rovira, que ayer inauguró el mitin. También Bel Olid, feminismo vivido en las venas, y Xavi Milián, bregado en la lucha contra la corrupción en Reus y candidato por Tarragona. Y como padrinos, aclamados por el público –más ella que él–, Anna Gabriel y David Fernández. La CUP es asamblearia, sí, pero también reconoce galones a quien los merece. Ni bilateralidad ni vuelta al autonomismo, Riera resumió la primera condición para escenarios post 21D: República.