Carlos GIL
DFERIA

Espacialidad y sustancia

El espacio circundante, envolvente, variante. La mirada, la perspectiva del espectador se individualiza y cambia según la ubicación. La iluminación crea nuevas sensaciones espaciales. El vestuario uniformiza, simboliza, se descompone y con forma una sensación de uno y todo. La banda sonora arropa, valora, conduce. Uno se siente transportado por los cortes musicales que le va despojando de incertidumbres para colocar en una posibilidad sensorial de aceptar lo variable, lo expresado con esos cuerpos que o bien desfilan colectivamente o bien se singularizan.

Es el contexto el que impone su marco. Es el ejercicio de uno en uno o en dúos, lo que nos acerca a la noción de individualidad o de soledad compartida. Quizás sea ese clima, ese microclima lo que intenta señalarse en términos dancísticos, en expresión espacial, la que intenta hacernos llegar hasta una sustancia comunicativa que en ocasiones se nos diluye en excesivos lenguajes superpuestos. Nos parece más logrado cuando el espectáculo, la puesta en escena se pone al servicio del intérprete que cuando se pone grandilocuente. Hay apuntes de gran proyección. Los encuentros con otros públicos, en otras condiciones espaciales, ajustará las disfunciones entre forma y fondo.