Joseba VIVANCO
Athletic

Las prisas volaron sobre el nido del Kuko

El equipo ha marcado hitos históricos negativos en un curso donde nada salió.

«El fútbol no tiene nada que ver con eso, con la velocidad, ni siquiera el automovilismo tiene que ver con la velocidad. El mejor piloto es el que mejor frena, no el que mejor acelera. El fútbol no se trata de llegar primero, sino de resolver antes las cosas».

Luis César Menotti

Vive deprisa, muere rápido. Kuko Ziganda vivió a la carrera y a contracorriente desde que cogió las riendas del equipo, desde que la urgencia era sortear las eliminatorias previas europeas y a cada agujero que tapar le seguía otro de inmediato, sin apenas tiempo para analizar cómo ni tener las herramientas disponibles. El día de su presentación, hace un año, el técnico navarro defendió que «nunca he tenido prisa de estar aquí». El día que compareció con el presidente Josu Urrutia para comunicar su no continudad, se confesó: «Hemos ido a contrarreloj todo el día, con prisas, urgencias sin anclar nada sólido, hemos ido con muchas urgencias desde agosto. hemos sido cortoplacistas y no hemos anclado algo más sólido». Las prisas volaron sobre el nido del Kuko.

Hay un dato demoledor que sintetiza la temporada que acaba de terminar, y gracias. La segunda peor clasificación en la historia del equipo, que se dice pronto y deprisa. En una campaña en la que, tras el descendido Málaga, ha sido el conjunto que más puestos ha perdido con respecto a la anterior, 9, equivalente a 20 puntos, algo que remite a solo dos precedentes más ínfimos, como el de José Ángel Iribar en la 1986-87 y el de Urkizu en la 1934-35. El Athletic no ha visto peligrar la categoría este curso, pero eso no quita que haya sido algo excepcional dentro de una trayectoria de más de un siglo de vida. Indicativos negativos que darían para un hilo sin final, pero que no hacen sino echar sal en la herida. Segunda peor puntuación de la historia, el entrenador con peor porcentaje de victorias en casa de la Liga, iguala su más bajo número de triunfos en una temporada, primera vez que no marca tres goles, primera vez que no gana dos partidos seguidos...

Muchos culpables

Hoy se habla de que Kuko Ziganda comenzó su andadura con la lupa en su cogote. Es verdad, pero no es menos cierto que lo hizo con el prácticamente generalizado beneplácito de la prensa deportiva. Incluso superar las dos previas europeas en verano disimuló los claroscuros del juego de un equipo que ya sabía a qué jugaba tras cuatro años con Ernesto Valverde. Un rédito que Ziganda lo fue perdiendo a medida que lo hacía el equipo, resultados que no acompañaban y un estilo propio de juego que nadie reconocía más allá del vaivén de jugadores en las alineaciones, con apuestas personales que resultaron a medias.

El Athletic de Ziganda nunca encontró su hoja de ruta, vivió presa de las urgencias y necesidades de ganar el siguiente partido, no lo hizo, recibió el primer aviso en la fase de grupos de la Europa League y se dio el batacazo en Copa ante el Formentera. Reaccionó, conjurado el grupo, para tras el parón liguero a primeros de año caerse, sin todavía explicaciones de qué sucedió, literalmente con todo el equipo. De ahí al esperpento de la despedida ante el Espanyol ha sido la crónica de una muerte anunciada.

El de Larraintzar no ha conseguido hacer suyo al equipo en todo el año. Ni siquiera hemos sabido, desde fuera, qué quería hacer con él. Y el equipo tampoco se ha entregado a su director. El domingo pasado, tras la derrota y la sonora pitada, es fácil imaginar al entrenador dando las gracias a sus jugadores por nada. Porque ni siquiera en el adiós a la Liga hubo amago de hacerlo con la cabeza alta. Culpable quien le nombró, porque no acertó, culpable el técnico porque no supo ni pudo conducir al plantel, culpables jugadores en su mayoría por haber estado muy por debajo de lo que deberían, sin olvidar la plaga de lesiones de larga duración y piezas clave que han minado cualquier estabilidad en las alineaciones de Kuko. Y sin mentar la marcha de Laporte –perfectamente cubierta por Iñigo Martínez– o el culebrón de Kepa.

Kuko Ziganda ha salido por la puerta de atrás. Así de crudo. Un hombre de la casa, ídolo otrora de la afición, esa que ni siquiera le dedicó el más mínimo gesto de complicidad en su adiós. Decepcionado, triste, dolido, muy apenado. Así se va. Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver. Pues ni eso.

Caras nuevas, ilusiones renovadas

Eduardo Berizzo será presentado en breve, una vez que la plantilla coja vacaciones el jueves, tras el amistoso ante el Santutxu en Artunduaga. Luego será tiempo para las presentaciones de los armeros Ander Capa y Dani García y a partir de ahí un culebrón estival por conocer si llegará algún refuerzo más de campanillas y saber los leones que no estarán el próximo curso, salgan de manera definitiva o cedidos. Un punto y seguido en la actualidad rojiblanca con mucho trabajo en la dirección deportiva. La Junta de Josu Urrutia tiene que echar el resto para volver a ilusionar a una parroquia que, sin duda, se ilusionará, en una campaña sin Europa, renovada y reforzada, con mimbres suficientes para hacerlo volver a Europa, y en vista de unas elecciones que se presumen duras. Si este año futbolístico que acaba ha sido frenético, no lo será menos el que nos espera.J.V.